Víctor Gutiérrez, waterpolista LGTBI: «Nos siguen gritando ‘maricón’ en los estadios y nadie mueve un dedo«
Víctor Gutiérrez publica un libro en el que resume sus vivencias como waterpolista y en el que denuncia todos los prejuicios arraigados en el deporte contra las personas LGTBIQ+. “Si hay dos cosas que definen quién soy son el waterpolo y mi identidad” explica el waterpolista en “Balón amarillo, bandera arcoíris” (Libros Cúpula, 2022).
A partir de su historia personal y su papel relevante como activista, Gutiérrez pone sobre la mesa las dificultades a las que el colectivo LGTBIQ+ se enfrenta en el deporte, y la importancia de visibilizar la diversidad sexual. A pesar de que cada vez hay más deportistas que se atreven a dar el paso y visibilizar su orientación, la LGTBIfobia y discriminación siguen presentes en gradas y vestuarios, y se siguen reproduciendo los mismos comportamientos que hace 40 años. En “Balón amarillo, bandera arcoíris” denuncia con contundencia esta realidad todavía presente en nuestra sociedad, especialmente en deportes mayoritarios.
Deporte y activismo
En 2016 rompió una barrera simbólica al aparecer en la portada de la revista Shangay, donde se manifestó públicamente como homosexual. Era el primer deportista español que daba ese paso. En 2021 denunció tras un partido de Liga el insulto homófobo de un rival, que fue sancionado por ello por la Federación Española de Natación. También eso sentó un precedente. Gutiérrez, licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y formado como educador en deporte y diversidad, aceptó meses después el ofrecimiento para ser el secretario LGTBI del PSOE, un puesto orgánico de nueva creación en el partido. Ahora da otro paso en la lucha en la que se embarcó para combatir la homofobia en el deporte.
“El objetivo del libro no es solo poner sobre la mesa mi historia, sino también realizar una reflexión sobre las dificultades a las que las personas LGTBI nos enfrentamos en el mundo del deporte en general y en el del deporte de élite en particular. Porque cada vez que tengo la posibilidad de hablar en medios o de tener exposición pública recibo muchos comentarios de que ya no es necesario lo que hago: que ya nos podemos casar y demás. Realmente no saben las dificultades a las que nos enfrentamos, que van mucho más allá de la simple visibilización. Desde que tienes 10 u 11 años y empiezas a tener un poquito de instinto sexual, entras en conflicto contigo mismo. Salir adelante en esta situación es complicado”.