¿Todos somos bisexuales?

¿Todos somos bisexuales? ¿Todos somos bisexuales?

Todos podemos tener una parte bisexual que puede o no ser evidente

Según Robyn Ochs, la bisexualidad es la capacidad de sentir atracción romántica, afectiva y/o sexual por personas de más de un género/sexo, no necesariamente al mismo tiempo, no necesariamente de la misma manera y no necesariamente en el mismo grado ni con la misma intensidad. Esto quiere decir que las personas bisexuales pueden sentir atracción tanto por hombres como por mujeres, ya sean cisexuales o transexuales, así como por personas de otros géneros, como los géneros no binarios. Esta atracción no tiene por qué darse con la misma frecuencia o intensidad hacia todos los géneros en todo momento, es algo que puede ir fluctuando con la vivencia de la persona.

En 1948 el sexólogo norteamericano Alfred Kinsey en la búsqueda de romper la concepción dual que se tiene de la orientación sexual, afirmó que existen grados intermedios entre la heterosexualidad y la homosexualidad. La escala Kinsey establece siete diferentes grados de comportamientos sexuales, cuando tradicionalmente se consideraban sólo tres (heterosexual, bisexual y homosexual). Evaluando el historial sexual de una persona o los episodios de su actividad sexual en un tiempo dado, se usa una escala desde 0, es decir, exclusivamente heterosexual, hasta 6, es decir exclusivamente homosexual. Proporcionando una gradación en la orientación sexual, estableciendo grados de bisexualidad, siendo muy novedoso para su época por ser el primer estudio que plasmaba tal diversidad y se alejaba de la monosexualidad entonces comúnmente aceptada.

La bisexualidad como punto medio de la escala

¿Todos somos bisexuales?Tras una investigación que duró más de 15 años, llegó a la conclusión que todos podemos tener una parte bisexual que puede o no ser evidente, aunque más que definir una identidad, estas orientaciones sólo son es una simple preferencia con umbrales o límites no siempre demasiado claros. Muy pocas personas del estudio se identificaban totalmente con los extremos, homosexualidad y heterosexualidad, por lo que se deduce además que la orientación sexual no es tan inflexible ni estática como se plantea habitualmente.

Y es que contrariamente a lo que hemos aprendido, la monosexualidad no es la única norma. El monosexismo imperante en la sociedad genera bifobia, invisibilidad, rechazo e incluso agresiones. Las personas bisexuales son víctimas de mitos derivados del desconocimiento de una sociedad que las ignora porque no puede encajarlas en categorías cerradas, una visión contra la que lucha este colectivo.

Borrado bisexual

La invisiblidad o borrado bisexual es otra cuestión de peso, que pasa cuando se asume la orientación sexual de alguien en función de la pareja que tiene en ese momento. Es decir, si una mujer tiene como pareja a otra mujer, habitualmente se asume que su orientación sexual es lesbiana. Y si después tiene una pareja hombre, se asume que “ha vuelto” a la heterosexualidad.

Este borrado suele contribuir al síndrome del impostor bisexual, que hace referencia al hecho de no sentirse “lo suficientemente bisexual” como para estar en espacios LGTBIQA+, lo cual puede llevar a un aislamiento u ocultación de la propia orientación. Y también sigue oyéndose hablar de otra serie de prejuicios, como que las personas bisexuales son viciosas o que son más infieles. Pero no son más que eso, tópicos. Es muy habitual que las personas bisexuales terminen interiorizando esta serie de prejuicios acerca de sí mismas de tanto oírlo. Cuando esto pasa, estamos hablando de bifobia interiorizada.

¿Todos somos bisexuales?

Fuentes: Los ReplicanteselDiario.esSanJuan8

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