El antiguo penitenciario de Tefía, más cerca de convertirse en un centro de interpretación de la memoria LGTBIQ+
La antigua Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía, en Fuerteventura, donde llegaron a estar presas durante el franquismo más de 300 personas, algunas por su orientación sexual, está cerca de convertirse en un centro de interpretación de la memoria LGTBIQ+. A principios de 1954 las autoridades franquistas convirtieron el antiguo aeródromo majorero en lugar de reclusión y castigo para presos sociales y homosexuales bajo el amparo de la Ley de Vagos y Maleantes.
El anuncio del ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, de la incoación de los expedientes de lugares de memoria de Tefía y la Sima en Jinámar, en Gran Canaria, para “defender la convivencia, la democracia presente y el futuro” haría posible una vieja reivindicación de la asociación que lucha en Fuerteventura por los derechos de este colectivo, Altihay.
“Rufianes, proxenetas y mendigos profesionales”
Desde las páginas del periódico La Falange se llegó a asegurar que el centro de Tefía estaba destinado a confinar “parásitos y sujetos indeseables que torpemente dañan la convivencia humana”.
Meses después de su apertura, Franco modificó, en julio de 1954, la Ley de Vagos y Maleantes, creada en 1933 durante la Segunda República, para equiparar al colectivo de homosexuales con “rufianes, proxenetas y mendigos profesionales”.
El centro, hoy convertido en albergue juvenil, permaneció abierto hasta 1966.
El investigador Carlos Hernández de Miguel explica en su libro Los campos de concentración de Franco cómo “los cautivos fueron sometidos a trabajos forzados, tales como picar piedra, cavar zanjas o acarrear agua de un pozo, ya que las instalaciones no disponían de una sola fuente”.
Tefía 2.0: Escuela de activismo LGTBI+
Este sábado, la fachada del centro, hoy propiedad del Cabildo insular, se iluminaba con la bandera arcoíris con motivo de las actividades que este fin de semana se celebran en el marco de la segunda edición de Tefía 2.0: Escuela de activismo LGTBI+, un espacio formativo, reflexivo y de acción para formar a las nuevas generaciones.
La presidenta de Altihay, Desireé Chacón, explica cómo esta escuela intenta mantener vivo el espíritu de lo que fue Tefía y que surge con “la idea de unir el pasado, presente y futuro, pues existe una nueva generación de activistas que han nacido en la igualdad, con edades entre los 18 y 25 años, que han decidido dedicarse el ámbito del activismo LGTBI”.
“Tefía es un símbolo de la comunidad LGTBI y esta escuela viene asociada a un viejo proyecto de Altihay de recuperar la memoria de lo que allí ocurrió y dignificar el sufrimiento de todas las personas que estuvieron en él por el simple hecho de ser lo que eran”, explica Chacón.
La presidenta del citado colectivo asegura que se está “rozando con los dedos” que Tefía “se convierta en un centro de interpretación de la memoria histórica LGTBIQ+” una iniciativa que cuenta con el apoyo del Cabildo de la isla, del Gobierno canario.