Lee con orgullo: lecturas LGTBIQ+ recomendadas para estas vacaciones
Con la llegada del verano y las merecidas vacaciones, nada mejor que acompañar los días de sol con una buena lectura. Y si además esa lectura amplía perspectivas y da voz a historias LGTBIQ+, mucho mejor. Desde novelas contemporáneas hasta clásicos renovados, pasando por ensayos, novela gráfica o poesía, hemos seleccionado una lista de títulos imprescindibles que visibilizan distintas identidades y realidades dentro del colectivo. Estos libros son una invitación a leer con orgullo.
El pozo de la soledad, de Radclyffe Hall (Dos Bigotes)
Publicada en 1928, El pozo de la soledad fue prohibida en Reino Unido después de un sonado juicio en el que se acusó a su autora, Radclyffe Hall, de obscenidad y de promover el lesbianismo. Sin embargo, lejos de ser silenciada, la novela se convirtió en un símbolo de resistencia, dignidad y coraje. A través de la historia de Stephen Gordon, una mujer que lucha por defender su identidad en un mundo que la rechaza, Hall rompió tabúes y desafió las rígidas normas morales y a la sociedad de la época, ofreciendo un reflejo honesto del sufrimiento y la esperanza de la comunidad homosexual de las primeras décadas del siglo XX.
El pozo de la soledad sigue teniendo una gran relevancia no solo como testimonio de su tiempo, sino por haber abierto camino a futuras generaciones de escritoras y lectoras. La historia de Stephen, todo un icono lésbico, sigue siendo leída, compartida y celebrada casi cien años después de su publicación. La presente edición devuelve al lugar que le corresponde a este clásico de la literatura queer. La traducción anotada de Gloria Fortún ofrece una lectura enriquecedora, mientras que las ilustraciones originales de Carla Berrocal nos sumergen en el universo de la novela.
Adulta funcional, de Gloria Fortún (Dos Bigotes)
El cuerpo poético de Adulta funcional es un cuerpo de frontera que habita entre lo doméstico y lo salvaje, la juventud y la vejez, la vulnerabilidad y la fuerza, ser madre y ser hija, el amor y la soledad, la esperanza y el duelo, las lavadoras y la espiritualidad, la intimidad y la exposición total, los recuerdos y los horizontes, la ternura y la ira, la amistad y la ruptura, la disidencia y la risa, la niña reivindicada y la mujer celebrada, el orgullo y la pena, los animales y las diosas, las escritoras veneradas y la libertad literaria, la mística y la terapia.
Consciente de que todo puede ser verdad a la vez, Gloria Fortún, autora del poemario Todas mis palabras son azores salvajes y de la novela Roja catedral, descubre en cada verso que ser una señora, una señora bollera y gorda, es llevar un fuego dentro avivado por todas sus contradicciones, sueños y desobediencias, así como por su voluntad en combustión de que el deseo siempre venza a la norma.
Rebeldes del deseo, de Carlos Barea (Plaza & Janés)
¿Sabías que Tórtola Valencia, una de las bailarinas más famosas del primer tercio del siglo XX, tuvo que adoptar a su novia para que pudiera heredar y ahora están enterradas como madre e hija en un cementerio de Barcelona? ¿Y que Luis Cernuda, uno de los grandes de la generación del 27, escribió Poemas para un cuerpo inspirado en un culturista mexicano del que se enamoró? ¿A que tampoco sabías que Francis Bacon, uno de los pintores británicos más importantes del siglo XX, murió en Madrid porque vino a España a encontrarse con un novio o que Carmen Conde, primera mujer en ingresar en la Real Academia de la Lengua Española, compartió gran parte de su vida con otra mujer?
Esta es tan solo una pequeña muestra de los nombres que podrás encontrar en las páginas de este ensayo pulgativo que, con un estilo ágil y directo, pretende darle su lugar a unos artistas que tuvieron que esconderse debido a su disidencia sexual o bien arriesgarse a sufrir las consecuencias de vivirla en libertad. Y es que biografías como la de Gil de Biedma, Miguel de Molina o Mari Trini, entre otras, nos servirán para reconstruir parte de la memoria cultural disidente del siglo XX, además de para demostrar que los rebeldes del deseo, esos que tuvieron que enfrentarse a las normas sociales establecidas, siempre han estado ahí.
La habitación de las ahogadas, de Alana S. Portero (La Bella Varsovia)
En esta habitación viven Safo y Erina, Sylvia Plath, Adrienne Rich, y viven también mujeres encarnadas en mito —Ofelia la hermana, Gorgona con su poder como castigo— que construyen la realidad, y otras que existieron tanto como las de la imaginación, y que quizá no tengan nombre todavía, pero sí poseen historias. Y vive una misma buscándose, encontrándose múltiple y diversa, «la habitación de una mujer ahogada antes de nacer cuyo espíritu aún no ha dicho la última palabra».
Alana S. Portero propone en La habitación de las ahogadas una cosmogonía de las mujeres que fueron para que nosotras fuésemos, una conversación con sus voces y con sus significados, y desde ella traza un espacio simbólico que libera cuando propio, y encierra cuando ajeno. Estos poemas visionarios reclaman «su legítimo lugar en la tormenta», hablan sobre la identidad, y despliegan una escritura de finísimo poderío lírico, furiosa y extática, que apuesta por la belleza como celebración y refugio.
Esta edición de La habitación de las ahogadas presenta la reescritura profunda —casi un texto nuevo— de un libro de poemas que reivindica la trayectoria literaria de Alana S. Portero. Una mirada poética que se nutre de la tradición clásica, que la aprende y que la afronta, y desde ella —con ella— cuenta y canta.
Viajeras, de Thais Duthie (Les Editorial)
Una joven que descubre el placer entre libros prohibidos en una librería de Oporto, una huésped que se rinde a la seducción de su anfitriona bajo la aurora boreal en una cabaña de Laponia, o una pareja que se lanza —literal y metafóricamente— al vacío en una playa de Acapulco. En este libro de relatos, el erotismo sáfico recorre el mundo y transforma cada destino en una experiencia que desafía el espacio.
Thais Duthie vuelve a seducir con su estilo evocador, delicado y profundamente excitante. A través de trece historias que transcurren en escenarios tan diversos como Formentera, Praga, San Andrés o Edimburgo, Viajeras invita a dejarse llevar por los sentidos, las emociones y los cuerpos que se entrelazan en cada rincón del planeta. Un recorrido íntimo y salvaje donde el deseo no entiende de fronteras.
La Virgen Cabeza, de Gabriela Cabezón Cámara (Penguin Random House)
Exuberante y desbocada, barroca y veloz, exquisita y barriobajera es esta novela. «Pura materia enloquecida del azar», como pensaba que era la vida Qüity, la periodista locuaz que termina enamorada de Cleopatra, una travesti carismática entregada al plan salvador que le dicta la Virgen. Del conurbano bonaerense a Miami, esta santísima y plebeya trinidad, sus hijos, amigos y vecinos encarnarán una rebelión popular y sagrada, villera y delirante. Pero ni los milagros, ni la celebración, ni la música que revienta los pasillos de El Poso protegerán esta utopía fiestera, anticlasista y transgénero.
Publicada por primera vez en 2009, La Virgen Cabeza impactó fuerte en el panorama de la literatura nacional. ¿De quién era esa voz personalísima que inscribía su lengua entre la Odisea, la cumbia, el canon argentino y el romancero español? Desmesurada, su autora, Gabriela Cabezón Cámara, obtuvo inmediatamente el elogio unánime de la crítica y el favor de los lectores hacia su proyecto: una revolución en pleno apogeo.
«Tan aguda, tan urgente, tan valiente. Gabriela Cabezón Cámara es una de las voces más auténticas escribiendo en español en este momento, y de todos sus talentos hay uno cada día más difícil: no solo hurga y desafía, no solo se anima a la oscuridad, sino que entrega a cambio la subversiva valentía de pensarnos más humanos, más vivos y luminosos que nunca».
Yo era un chico, de Fer Rivas (Sexto Piso)
Una emocionante carta al padre en la que la autora le revela todo aquello que no se atrevió a compartir con él antes de su muerte
Un chico de tan solo dieciséis años entra en la habitación de hospital donde su padre está en coma, rodeado de máquinas que lo mantienen con vida. El chico sabe que ha de despedirse y que es la última oportunidad para confesarle a este hombre ahora moribundo todo aquello que nunca le ha revelado: su verdadera identidad, la vergüenza y el miedo que siempre ha sentido frente a él.
Yo era un chico es la larga carta en la que, más de una década después, Fer Rivas le cuenta a su padre todo lo que calló durante su infancia y adolescencia. Un viaje de indagación a través de escenas de su propia vida ?el ambiente del colegio, las primeras amistades, el descubrimiento del deseo? y de la historia familiar ?los abuelos que emigraron en los años cincuenta desde Galicia a Barcelona, la fábrica de la SEAT, el piso familiar enfermo de aluminosis? para, finalmente, comprender su sexualidad y su identidad.
Un texto descarnado y valiente que se atreve a llamar a las cosas por su nombre ?amor, odio, clase, deseo, miedo? y romper con la cadena de transmisión de una masculinidad asfixiante y opresiva que pasa del abuelo al padre y del padre al hijo, y así iniciar un camino hacia una nueva vida.
Intersexualidades, de Nuria Gregori Flor (Catarata)
¿A qué nos referimos con intersexualidad? ¿Hablamos de diagnósticos médicos, de cuerpos, de identidades, de subjetividades o de políticas? ¿Son personas intersexuales las que en algún momento han sido etiquetadas con el nombre de alguna “anomalía”, “síndrome” o “diferencia” en su desarrollo sexual? ¿Son aquellas cuyas características sexuales a nivel genético, hormonal, gonadal o genital no encajan en esquemas binarios? ¿O las que fueron intervenidas quirúrgicamente para que sus cuerpos se ajustaran a los estándares femeninos o masculinos? Pues podrían ser todas ellas, pero también ninguna de ellas.