El suicidio de Leelah Alcorn

El suicidio de Leelah Alcorn

Finalmente vamos a tener que dejar de lado las buenas noticias y es que hacerlo hoy, equivaldría a traicionar la última voluntad de Leelah Alcorn, una chica de 17 años que hace apenas una semana se quitó la vida al no soportar seguir viviendo en un cuerpo que no le correspondía.

Leelah descubrió a muy temprana edad que algo no cuadraba en su vida, pero fue a los 14 años cuando, tras oír hablar de las personas transgénero, decidió contarlo a sus padres buscando apoyo para transformarse en quién realmente sentía que era. Pero sus padres, católicos practicantes, no sólo le negaron ayuda sino que la aislaron clausurando sus redes sociales, la llevaron a terapeutas cristianos que intentaron sacarla de “su error” e incluso la distanciaron de sus amigos cambiándola de centro escolar. Leelah cayó en una profunda depresión de la cual dejó testimonio en una carta estremecedora en la que acusa a sus padres y a la religión de su trágico final.

La menor fue arrollada por el remolque de un tractor en la autopista I-71 del condado Warren, a pocos kilómetros de su hogar y la policía investiga las circunstancias del accidente, pero todo apunta a que fue un suicidio. La madre de Leelah, Carla Alcorn, en una publicación en Facebook escribió “mi hijo se fue de casa al cielo esta mañana. Él se fue a caminar temprano en la mañana y fue atropellado por un camión”. Más tarde, en una entrevista a la cadena CNN, afirmaba que «Nosotros no apoyamos eso debido a la religión pero le dijimos a él que lo amábamos incondicionalmente. Nosotros lo amamos no importa qué. Yo amo a mi hijo. La gente necesita saber que yo lo amo. Él era un buen niño, un buen niño». En todo momento en sus declaraciones, se ha referido a Leelah con pronombres masculinos y nombrándolo como su hijo. En la misma entrevista añadió que, aunque hubieran querido, no tenían recursos para financiar un cambio de sexo y que habían decidido cerrar los perfiles de Leelah en las redes sociales por considerar que contenían material inapropiado.

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Dado que en su larga carta de suicidio la chica comentaba que su intención era que su muerte contribuyera a concienciar sobre la situación de las personas transgénero,  en la web de peticiones Change.org se ha iniciado una campaña de recogida de firmas con esa finalidad.

A pesar de la extensión del texto y por respeto a la voluntad de Leelah, hemos decidido reproducir aquí íntegramente y sin modificaciones,  el texto que dejó escrito.


LA CARTA DE LEELAH

Si estás leyendo esto significa que me he suicidado y evidentemente no he podido borrar este post de la cola.

Por favor, no estés triste; es por mi bien. La vida que habría vivido no merecía la pena ser vivida… porque soy transgénero. Podría explicar detalladamente por qué me siento así, pero esta nota probablemente vaya a ser lo suficientemente larga de por si. En sencillas palabras: me siento una chica atrapada en el cuerpo de un chico, y me he sentido así desde que tenía cuatro años. Nunca supe que había una palabra para este sentimiento, ni que era posible que un chico se convirtiera en una chica, así que nunca se lo dije a nadie y simplemente continué haciendo las cosas típicas que hace un chico para intentar encajar.

Cuando tenía 14 años aprendí lo que significaba transgénero y lloré de felicidad. Después de diez años de confusión, por fin comprendí lo que yo era. Inmediatamente, se lo conté a mi madre, y reaccionó de forma profundamente negativa, diciéndome que era una fase, que yo no querría nunca verdaderamente convertirme en una chica, que Dios no comete errores y que yo estaba equivocada. Si estás leyendo esto y son padres, por favor, no le digan eso a sus hijos. Incluso si son cristianos o están en contra de la gente transgénero, jamás se lo digan a nadie, y menos todavía a sus niños, porque no conseguirán más que hacer que se odien a sí mismos. Eso es exactamente lo que me sucedió a mí.

Mi madre empezó B6KCNBOCIAEc-qca llevarme a un terapeuta, pero sólo me llevaría a uno cristiano (que tienen un gran sesgo), así que en realidad nunca tuve acceso a la terapia que realmente necesitaba para superar mi depresión. Sólo conseguí más cristianos diciéndome que era una egoísta y estaba equivocada, que tenía que acudir a Dios para conseguir ayuda.

Cuando tenía 16 años asumí que mis padres nunca me comprenderían, y que tenía que esperar como mínimo hasta los 18 para empezar cualquier tipo de tratamiento de transición de género, lo que me partió el alma por completo. Cuanto más esperas, más difícil es la transición. Me sentí desesperanzada, que iba a seguir viéndome físicamente como un hombre disfrazado el resto de mi vida. En mi cumpleaños número 16, cuando no conseguí el consentimiento de mis padres para empezar la transición, lloré hasta dormirme.

Desarrollé una especie de actitud *que se jo…* hacia mis padres y me declaré públicamente homosexual en el colegio, pensando que tal vez si decidiera declararme como trans tendría un menor impacto. A pesar de que mis amigos reaccionaron positivamente, mis padres se enfadaron. Ellos pensaban que estaba atacando su imagen y que lo que quería era avergonzarlos. Querían que fuese el perfecto niño cristiano normal, y eso obviamente no era lo que yo quería.

Así que me sacaron del colegio público, se llevaron mi ordenador y mi teléfono y me prohibieron utilizar cualquier tipo de red social, aislándome completamente de mis amigos. Este fue probablemente el momento de mi vida en el que más deprimida estuve, y me extraña que no me suicidara. Estuve completamente sola durante cinco meses. Sin amigos, sin apoyo ni comprensión, sin amor. Sólo con el desacuerdo de mis padres y la crueldad de la soledad.

Al final del año académico, mis padres finalmente me devolvieron mi teléfono y me permitieron volver a las redes sociales. Yo estaba emocionada, por fin tenía a mis amigos de vuelta. Ellos estaban sumamente emocionados de verme y hablar conmigo, pero sólo al principio. Con el tiempo me di cuenta de que no se preocupaban lo más mínimo por mí, y me sentí todavía más sola de lo que me había sentido en un principio. A los únicos amigos que pensé que tenía, sólo les gustaba porque me veían cinco veces por semana.

Después de un verano, prácticamente, sin amigos, más el peso de tener que pensar en la universidad, ahorrar dinero para mudarme, mantener mis notas, ir a la iglesia cada semana y sentirme como una mierda porque todo el mundo allí estaba en contra de todo por lo que yo vivía, decidí que había tenido suficiente. Nunca voy a poder tener una transición exitosa, ni siquiera cuando me mude. Nunca voy a ser feliz con la forma en que me veo o sueño. Nunca voy a tener suficientes amigos. Nunca voy a tener suficiente amor. Nunca voy a encontrar a un hombre que me ame. Nunca voy a ser feliz. Viva el resto de mi vida como un hombre solitario que desearía ser una mujer, o viva el resto de mi vida como una mujer solitaria que se odia a sí misma. No hay forma de ganar. No hay salida. Ya estoy lo suficientemente deprimida, no necesito que mi vida se convierta en algo peor. La gente dice que mejorará, pero eso en mi caso no es verdad. Va a peor. Cada día estoy peor.

Este es el quid (punto esencial), es por lo que siento ganas de suicidarme. Disculpa si no es una razón lo suficientemente buena para ti, pero para mí lo es. Respecto a mi voluntad, quiero que el 100% de todo lo que legalmente poseo sea vendido, y el dinero (junto con mi dinero en el banco) sea donado a movimientos por los derechos civiles de los transexuales y grupos de apoyo, no me importa un capullo a cuál. La única forma de que descanse en paz es que un día la gente transexual no sea tratada de la misma forma que yo lo he sido, sino que sean tratados como seres humanos, con sentimientos válidos, con derechos. El género debe ser enseñado en los colegios, cuanto más temprano mejor. Mi muerte debe significar algo. Mi muerte debe sumar en el número de gente transgénero que se ha suicidado este año. Quiero que alguien se moleste en mirar ese número y diga esto está jodido y lo arregle. Que arregle la sociedad. Por favor.

(Leelah) Josh Alcorn


 

Que en paz descanse Leelah.

 

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11 opiniones sobre "El suicidio de Leelah Alcorn"

  1. He leído la carta y me ha inundado la indicación y la tristeza. Un hij@ sea gay, lesbiana, transexuale, discapasitado inteles tual (ya conoceis mi historia), es mi hij@ sobretodas las cosas y lo amo profundamente como persona, por noble, por maravillos@ hij@, no por su condición sexual o por su grado de inteligencia. Mi Martín es el ser mas maravilloso del mundo y aunque muchas veces no entienda mis problemas, mis actividades, mis visiones de la vida, sobretodo es mi hijo. Yo lo pari asi y asi lo debo amar.

    1. Hola Lucía, tú eres una madre maravillosa. Y Martín tiene mucha suerte de tenerte como madre. Y sabemos que Martín es un niño increíble, con mucho amor para dar. Lo notamos siempre en cada una de tus palabras. Un beso muy grande de todo el equipo Lucía.

  2. LAMENTO MUCHO Q HAYA TERMINADO DE ESA FORMA TAN TRAGICA. NO PUEDO CREER QUE NI SIQUIERA LA PROPIA MADRE HAYA PODIDO ENTENDER A SU PROPIO HIJO CON SENTIMIENTOS MAS BALEDEROS Q MUCHOS Q DICEN SER NORMALES Q SE DEJEN DE ESTUPIDECES Y APRENDAN A ACEPTAR LO Q HASTA AYER PARECIA UN DISPARATE. ESTAMOS EN EL SIGLO 21, NO SE PUEDE CREER REACCIONEN XFAVOR BASTA DE SUICIDIOS EN VANO. VALOREN LA VIDA Y SENTIMIENTOS DE SUS HIJOS Y ALEJENSE DE LA ESTUPIDEZ,,,,,SOY NACHA,,,,DE BUENOS AIRES ARGENTINA,,,,,,,,,,,,,,

  3. Que ignorancia, bien dicho DIOS JAMAS SE EQUIVOCA, y este pobre chico debe estar sufriendo mas de lo que sufria en la tierra, lo siento pero es vdd

  4. Esta sociedad de mierda con pensamientos «fariseoides» lo unico que consiguen es hacer sufrir a sus propios hijod. Que se jodan esos padres!!! Tu Leelah no pertenecías a esta mierda de dimensión.

  5. Es hora de ponerse en acción para que se respete los derechos humanos todos somos iguales todos somos seres humanos con sentimientos y pensamientos propios nadie puede obligarnos a ser como ellos quieran que seamos cada uno decide me da pena y rabia al leer esta noticia porque es increíble que por cuestiones religiosas estos padres hayan dañado a esta chica en vez de ayudarla

  6. Pobre pendejo si quería que el mundo cambiara debió quedarse y hacer algo… Además se ve que estaba deprimido por varias cosas no solo por su género… Si yo fuera padre de este chico no me sentiría culpable el tomo su decisión… Es como si una chica se suicidara pq sus padres no tienen dinero para su implante de senos… Debió de resolver su situación por si mismo solo fue un cobarde…

  7. Estoy convencida de que a Dios no le importa nuestra sexualidad, sino nuestra humanidad con los demás, con los animales y con la tierra. Es muy difícil ser diferente y estar sometida a juicios, burlas, desprecio y un sinfín de maldades gratuitas. Ese es mi Dios, el que si me quiere, estoy tan segura. Nunca sentí sensación de pecado.

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