El infierno de Gabrielito

Gabrielito El infierno de Gabrielito

Arranca el juicio por la muerte y tortura del niño Gabriel Fernández a manos de su padrastro con la complicidad de su madre

GAYLES.TV.-  Nos encantaría poder publicar frivolidades, temas del corazón, sexo, cine, libros, cultura, lo que fuera con tal de no tener que afrontar el papel para volver a escribir en él con sangre. Porque hace algunos días que los titulares de este medio se hacen eco del horror, de muertes, torturas y abusos de todo tipo. Textos que podrían ser calificados de escabrosos si no fuera porque, desgraciadamente, no hacen sinó reflejar una tozuda realidad que nos urge una y otra vez a no girar la cara e ignorarla.

Y hoy, a nuestro pesar, traemos aquí el calvario y muerte de un niño de 8 años a manos de quienes debían cuidar de su integridad, de quienes debían guiarlo en el camino de la vida con cariño: su madre, Pearl Fernández y su padrastro Isauro Aguirre. El motivo de que no fuera así es que sospechaban que era gay, tal cual, SOSPECHABAN QUE ERA GAY.

Isauro Aguirre

Y es que a Gabriel le gustaba jugar con muñecas, fíjate, menudo monstruo, a lo mejor si se hubiera puesto a darle patadas a un balón seguiria vivo y su padrastro no lo hubiera golpeado, mordido, quemado, disparado con un arma de fogueo, no lo hubiera obligado a comer heces de gato con guarnición de arena. Los testimonios del personal tanto médico como policial que tuvo acceso al cuerpo del niño son espeluznantes: el alguacil Beck afirmó que “Su pene parecía como si alguien hubiera intentado cortarlo”. Por su parte, la criminalista Tiffanny Shew, que realizó la investigación en el domicilio de la familia de Gabrielito, tuvo que analizar cientos de manchas de sangre de las paredes, tantas que se le acabó el papel que utilizaba para marcarlas. También se recogieron muestras de sangre en un bate de beisbol, un garrote de madera y un cable con el que era azotado. A menudo lo encerraban en un armario y atado y amordazado con un calcetín en la boca para que no pudiera gritar, se veía obligado a hacer sus necesides encima. Alison Sega, la enfermera que atendió al niño en el hospital Antelope Valley declaró ante el tribunal que “Había quemaduras, heridas abiertas, moretones, marcas en la piel, le faltaba la piel en la parte superior del cuello, lesiones múltiples… de pies a cabeza”.

Todo este horror no responde a un momento de obcecación, sinó que, según el fiscal Jon Hatami, “Los acusados conspiraron juntos para engañar a todos para así poder torturar a Gabriel hasta la muerte”. Dos semanas antes de morir, dejó de asistir a la escuela con la excusa de que se trasladaba a vivir con una abuela en Texas. Pero una maestra encontró una nota dentro del escritorio del niño:  “Te amo mamá y Gabriel es un niño bueno”. Desde que abandonó la escuela hasta que murió, sufrió tortura durante 13 días, pero su infierno se inició 8 meses atrás, cuando su madre reclamó y obtuvo la custodia del pequeño que, hasta entonces había convivido felizmente con sus abuelos. La madre, que había tenido serios problemas con las drogas, pudo recuperar al pequeño tras una breve estancia en un centro de rehabilitación para drogadictos. Que conviviera con ella le suponía ayudas económicas de entidades sociales y desgravar en sus impuestos.

Pero al anochecer del 22 de mayo de 2013 Gabriel se resistió a recoger y guardar sus juguetes y su padrastro se enfadó, se enfadó mucho, tanto que estuvo golpeándolo con el puño cerrado hasta perder la cuenta, posteriormente Aguirre confesaría que le había propinado al menos 20 golpes en el cuerpo y 10 en la cabeza, hasta que estrello al pequeño contra una pared con tanta fuerza que le fracturó el craneo.

heridas de Gabrielito

En su defensa el abogado argumenta que tanto la madre como Aguirre habrían declarado que al niño “le gustaba golpearse a sí mismo, que era gay y que quería matarse”. Pero semejante argucia no parece estar convenciendo al tribunal que probablemente aceptará la tortura como agravante, lo que supondría para Aguirre la pena capital. La madre del pequeño será juzgada aparte así como cuatro trabajadores sociales de Los Ángeles a quienes se acusa de negligencia por haber tenido noticia de la situación del niño y no haber actuado en consecuencia.

Somos conscientes de que los testimonios que se suceden en el juicio y que intentan aproximarse al horror que vivio la pobre criatura no son para estómagos delicados, pero tampoco debemos olvidarlos, es lo mínimo que le debemos a Gabriel. En paz descanse.

Fuente: antenasanluis.mx, univision.com, cristianosgays.com

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