Desde su detención el 4 de febrero, el mexicano Manuel Guerrero sufre torturas y no recibe su tratamiento antirretroviral
El mexicano Manuel Guerrero Aviña fue detenido en Qatar el pasado 4 de febrero por su orientación sexual. Numerosas entidades y activistas a favor de los derechos de la comunidad LGTBIQ+ han pedido su liberación.
Guerrero, quien vive con VIH, ha sido privado de su tratamiento antirretroviral durante su encarcelamiento en Doha, sufriendo además torturas y maltratos, incluyendo la negación de acceso a alimentos y agua suficiente, así como la imposibilidad de contar con un abogado y ser forzado a firmar documentos sin comprensión de su contenido debido a la barrera del idioma.
Las autoridades mexicanas, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), han declarado que están en proceso activo de intervención para garantizar la protección y el bienestar de Manuel Guerrero, en coordinación con la embajada británica, pues el mexicano también cuenta con la ciudadanía británica.
Están realizando esfuerzos continuos para asegurar los derechos, la dignidad y el acceso a los tratamientos médicos necesarios para la salud de Manuel. Además, han enfatizado su intención de apelar a la cooperación internacional para facilitar su bienestar, integridad y una pronta reunión con su familia.
La policía usó Grindr para detenerlo
La detención del mexicano se produjo bajo circunstancias engañosas, pues la policía qatarí empleó un método encubierto para detener a Manuel Guerrero Aviña utilizando la aplicación de citas Grindr.
Mediante esta aplicación, los agentes establecieron un falso encuentro con él. Al llegar al lugar acordado para la supuesta cita, Guerrero se encontró no con una persona interesada en él, sino con oficiales de policía que procedieron a su detención de manera arbitraria. Este procedimiento destaca una táctica de engaño dirigida específicamente a identificar y detener a individuos basándose en su orientación sexual.
Amnistía Internacional y otras entidades han denunciado los actos de tortura y tratos crueles al que ha sido sometido Guerrero, subrayando el intento de las autoridades qataríes por incriminarlo en delitos de drogas, adicionando cargos por posesión de sustancias ilícitas a su ya complicada situación. Estas tácticas, dirigidas no solo contra Guerrero sino también empleadas frecuentemente contra miembros de la comunidad LGTBIQ+, reflejan un patrón de persecución y abuso.
Manuel Guerrero tiene audiencia el 13 de marzo en la cual la Fiscalía tiene la decisión de deportarlo o someterlo a juicio, si lo someten a juicio implicaría un proceso de meses que sin su tratamiento sería condenarlo a la muerte.
Cabe recordar que en Qatar, como en varios países de Oriente Medio, las leyes y normativas sociales sobre la sexualidad son estrictas y conservadoras debido a influencias culturales y religiosas predominantes. La homosexualidad es ilegal y está penalizada, lo que puede resultar en multas, prisión, y en algunos casos, castigos más severos.
