La escritora uruguaya, residente en Barcelona, es la sexta mujer que recibe el máximo galardón de las letras hispanas
Mañana Cristina Peri Rossi cumple ochenta años. El Premio Cervantes y su dotación de 125.000 euros pueden interpretarse como un regalo anticipado. Nada más lejos de la realidad, es un reconocimiento que le llega muy tarde. Porque muchísimo antes esta escritora uruguaya exiliada desde 1972 en Barcelona ya había hecho historia de la literatura con su la insumisión de su vida y sus textos. Una mujer rebelde que solo fue complaciente con el deseo.
Ayer declaraba que «en el fondo, toda su extensa obra se puede resumir en profundizar en la búsqueda y el análisis de ‘la asimetría de las complejas relaciones personales’«. Flirteó con todos los géneros y, uno a uno, los fue conquistando. Según cuenta “la novela gana por puntos y el cuento y la poesía, por KO”. Nadie como ella ha escrito sobre el deseo y el erotismo entre mujeres.
El exilio marcó su vida y su obra. “Renuncié a una carrera universitaria brillante y a un futuro literario que ya tenía encarrilado, pero sabía con seguridad que el futuro del país estaba ya encarrilado hacia el golpe y tuve soplos que me permitieron averiguar que mi vida corría peligro”, afirmó ya en España al rememorar su salida de Uruguay.
«Julio Cortázar y Cris»
Julio Cortázar y Cristina Peri Rossi vivieron una relación intensa, llena de complicidades, de humor y de amor, de literatura y de seducción entre dos ciudades: París y Barcelona. Julio le dedicó «Quince poemas de amor a Cris» y, muchos años después de su muerte, Cris escribió la crónica de esa amistad amorosa irrepetible.
Peri Rossi considera la literatura, a la que lleva dedicada más de cincuenta años, el último reducto contra la banalidad y desde allí le ha dicho la verdad al poder y ha luchado contra las dictaduras y a favor del feminismo. La defensa de los inmigrantes, las mujeres y los homosexuales ha sido una constante tanto de su literatura como de su compromiso cívico. “Escribo poniéndome en el lugar de los perdedores”, afirma.
Solo cinco escritoras se habían hecho hasta ahora con el Premio Cervantes, la última de ellas, la citada Ida Vitale, que en 2018 se sumó a las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la mexicana Elena Poniatowska (2013).