13 son l@s atletas abiertamente LGTBI que compiten en los Juegos Olímpicos de Invierno, 6 más que en los celebrados en Sochi hace 4 años
GAYLES.TV.- Si bien es cierto que el número de participantes en los Juegos Olímpicos de Invierno que han reconocido abiertamente su homosexualidad se ha duplicado respecto a la cita de Sochi de hace 4 años, no es menos cierto que la cifra en porcentajes totales sigue siendo francamente ridícula. Si el número global es de 2.952 atletas inscritos, que 13 hayan salido del armario supone un escandaloso 0’4 %, o sea una minúcia. Si aplicamos la manida teoria de que, como mínimo, el 10% de la población cabría en la denominación LGTBI, deberíamos estar hablando de unas 300 personas. Pero, en fin, despacito y buena letra no fuera caso que salieran tod@s de golpe y a algunos se les congelara el rictus y no de frío precisamente.
En cualquier caso merece la pena reflexionar sobre el tema, porque una primera mirada a la lista de valientes sorprende de entrada por la abrumadora presencia de mujeres, ¡9 de 13! Como mínimo curioso si pensamos en la escasa visibilización de las lesbianas en otros ámbitos. En política, cultura o empresa sólo por citar algunos, nos sobran dedos de la mano cuando buscamos lesbianas salidas del armario… bajo sospecha unas cuantas, pero públicamente asumidas pocas.
Sin embargo en el mundo del deporte parece que se cambian las tornas. Desde la histórica Martina Navratilova en el tenis han sido muchas las mujeres que han asumido en público su lesbianismo en diferentes disciplinas deportivas: Sheryl Swoopes en baloncesto, la pareja de la selección noruega de balonmano formada por Gro Hammerseng y Katja Nyberg y ya no digamos en el mundo del fútbol femenino donde en los Mundiales del 2015 fueron nada menos que 14 las que se reconocieron como lesbianas o bisexuales. Mientras en el futbol masculino lo único que sale del armario son carretones de testosterona mal entendida, miedo al linchamiento público, negación y postureo.
Otro dato que llama la atención es el hecho de que la visibilización la facilita el hecho de que la disciplina deportiva en cuestión no sea de equipo. En Pyeongchang, de los 4 hombres que se han reconocido como gais, 3 participan en la modalidad de patinaje artístico y el cuarto, el mediático Gus Kenworthy, famoso por sus desnudos en la nieve (indispensable la visita a su cuenta de Instagram), participa en esquí freestyle. Es de suponer que los vestuarios compartidos con ambiente y olor a compañero no ayudan a salir del armario, eso sin contar con la hinchada homófoba que, desgraciadamente, sigue llenando las gradas de muchos estadios. De hecho la misma situación se da también en este caso entre mujeres, sólo una de ellas, Emilia Ramboldt, practica un deporte de equipo, hockey sobre hielo.
Esta semana en que celebramos el Día Internacional contra la Homofobia en el Deporte, sería importante hacer una reflexión colectiva de los motivos que enquistan los comportamientos homófobos en los estadios. ¿Que tópicos ancestrales mantienen a nuestr@s deportistas encandenad@s al armario? Y sobre todo lo más importante: Qué podemos hacer para invertir esa situación.
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