GAYLES.TV.- Salir del armario con sotana y alzacuello, ni más ni menos eso es lo que ha tenido el valor de hacer en rueda de prensa este polaco de 43 años de nombre Krzysztof Charamsa, oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, (sí, sí, ¡el antiguo Santo Oficio!). Por más señas secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano y profesor en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, donde vive desde hace 17 años.
Y lo ha hecho de la mano de su novio, el catalán Eduard Planas, en la víspera de la inauguración del Sínodo de los Obispos sobre la Familia. De infarto papal y cardenalicio, vamos. Ni en sus peores pesadillas el papa Francisco y la jerarquía vaticana podían imaginar un titular como este encabezando los rotativos de todo el mundo “Prelado vaticano declara su homosexualidad”. Pero probablemente lo más duro de tragar deben haber sido las declaraciones hechas por Charamsa en rueda de prensa: “Quiero que la Iglesia y mi comunidad sepan quién soy, un sacerdote homosexual, feliz y orgulloso de la propia identidad. Estoy dispuesto a pagar las consecuencias, pero es el momento de que la Iglesia abra los ojos frente a los gais creyentes y entienda que la solución que propone para ellos, la abstinencia total de la vida de amor, es deshumana”.
Resulta sorprendente la rapidez con que la Iglesia, tan pausada en sus procesos, ha reaccionado en esta ocasión cesando de manera fulminante a monseñor Krzysztof Charamsa. Federico Lombardi, portavoz del Vaticano ha declarado que “no podrá seguir desempeñando las tareas precedentes en la Congregación para la Doctrina de la Fe ni en las universidades pontificias”, criticando además el momento elegido para declarar su homosexualidad: “la elección de declarar algo tan clamoroso en la víspera de la apertura del Sínodo resulta muy grave y no responsable, ya que apunta a someter a la asamblea sinodal a una presión mediática injustificada”.
Charamsa ha reconocido la intencionalidad de la fecha del anuncio diciendo: “Querría decir al Sínodo que el amor homosexual es un amor familiar, que tiene necesidad de la familia. Cada persona, también los gais, las lesbianas o los transexuales, lleva en el corazón un deseo de amor y familiaridad. Cada persona tiene derecho al amor y ese amor debe ser protegido por la sociedad, por las leyes. Pero sobre todo debe ser cuidado por la Iglesia”.
El hasta ahora prelado ha añadido que la única cosa por la que considera que debe pedir perdón es por los años de silencio ante la “paranoia, la homofobia, el odio y el rechazo a los homosexuales que he vivido en el seno de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es el corazón de la homofobia en la Iglesia”.
Definitivamente las cosas están cambiando y muy rápido en aquellos estamentos que parecían más inamovibles. Felicidades y gracias a Krzysztof Charamsa y Eduard Planas por señalar el camino a tantos sacerdotes que guardan silencio sobre su homosexualidad.
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