A Coruña: dos años de cárcel por extorsionar a un joven con revelar su orientación sexual hasta llevarlo al suicidio
«Antes muerto que dominado por quien sea». Éstas fueron las últimas palabras que escribió la víctima en una nota antes de quitarse la vida arrojándose por la ventana de su casa en A Coruña en octubre de 2019. Estaba siendo extorsionado por un hombre que amenazaba con revelar su homosexualidad a su familia y amigos si no le pagaba un dinero que no tenía. Ahora su extorsionador acaba de ser condenado a dos años y medio de prisión, y está a la espera de saber si tiene que cumplir condena entre rejas.
La sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña ha ratificado la condena impuesta por el Juzgado de lo Penal número 5 de esta ciudad por un delito de amenazas condicionales y por el que fue condenado a una pena de dos años y seis meses de cárcel, así como el pago de una indemnización de 9.000 euros al familiar de la víctima.
El tribunal acepta en su totalidad los hechos considerados probados en el fallo, según el cual, en octubre de 2019, el acusado contactó a través de la aplicación Bender con la víctima, a la que acabó exigiendo la suma de cien euros a cambio de no difundir o revelar capturas relativas a su homosexualidad. La víctima llegó a pagar ese dinero, aunque el condenado le siguió enviando mensajes de whatsapp «presionando» para que le entregara más dinero a cambio de no revelar su orientación sexual.
No se suicidó, lo mataron
«Si no te hablo más me maté. No aguanto más«, le respondió la víctima según recoge la sentencia. En ella, se sostiene que el condenado «no cejó en sus amenazas» y continuó exigiéndole una suma de dinero. Sobre la víctima, añade que «presa de la desesperación y la angustia en la que se hallaba sumido«, se suicidó. Mejor dicho: lo mataron. El ahora condenado, desconocedor de tal circunstancia, siguió enviándole whatsapps, reclamando dinero y diciendo que le iba a «amargar» la vida.
La sentencia de la Audiencia de A Coruña, dictada en junio, afirma que «este dramático final, pese a ser ajeno a la voluntad» del condenado «es el mejor reflejo de la perturbación y angustia creadas en la víctima por la presión a la que le sometía el apelante«, dice sobre el recurso que este presentó por su condena en primera instancia.
Los jueces explican que la identidad sexual de una persona forma parte «de su núcleo básico de intimidad, sobre el que tiene derecho a mantener un pleno dominio y goza de pleno poder de decisión sobre la forma, las personas y el medio de darlas a conocer, si este fuese su deseo«. En este caso, razonan, «es evidente que la víctima no quería que ese conocimiento fuese público, e incluso lo mantenía oculto a su círculo familiar más próximo«.
Tampoco tienen dudas los magistrados de que las amenazas del condenado fueron las que llevaron a la víctima al suicidio. «La presión continua, la reiteración de la petición de dinero tras haber recibido el primer pago, fueron suficientes para llevar a la víctima a adoptar una decisión irreversible y gravísima«, dicen, apoyándose por ejemplo en cómo el joven dejó por escrito en su nota de suicidio que esto había sido «lo que colmó» su paciencia.