La policía sostiene que la joven trans arrojada desde la muralla de Lugo pudo estar al menos 6 horas tirada en un patio interior
La mujer trans de 23 años que el pasado domingo fue arrojada desde la muralla de Lugo ha salido de la UCI, según han confirmado fuentes hospitalarias. Ingresó en la unidad de críticos del centro en estado grave, con una pierna rota, varias vértebras fracturadas y una muñeca fisurada. Ahora está en la planta del Hospital Universitario Lucus Augusti y su estado de salud es delicado ya que podría sufrir un shock postraumático. Las primeras hipótesis apuntan a que lo sucedido fue un delito de odio.
Los hechos se produjeron en la madrugada del pasado domingo. Según la investigación policial, la chica y un hombre de 24 años se conocieron en la zona de vinos de Lugo y estuvieron juntos de copas. Luego se desplazaron a la muralla, donde discutieron y él supuestamente la arrojó al vacío desde una altura de 12 metros.
Seis horas malherida tras ser arrojada desde la muralla
La mujer terminó tendida malherida en un patio interior de unas viviendas. No fue rescatada hasta que un hombre que paseaba en torno a las 7:00 horas la escuchó pedir auxilio y avisó a los servicios de emergencias. La familia de la joven ha apuntado al móvil tránsfobo. El presunto agresor fue detenido y puesto en libertad al día siguiente, aunque se le investiga por un delito de homicidio en grado de tentativa.
Distintas asociaciones de defensa de los derechos LGTBI+ explican que el suceso podría haberse producido tras decir la mujer que era transexual, momento en el que el presunto agresor podría haberla empujado. Por eso la declaración de la damnificada será primordial para conocer detalles de lo ocurrido.
Los atroces antecedentes del principal sospechoso
El sospechoso de precipitar a la mujer es un hombre que ya fue objeto de una investigación policial relacionada con la compra de una niña rumana para que fuese su esposa en 2014. La Policía Autonómica de Lugo rescató a la menor, de 12 años por aquel entonces, tras haber estado supuestamente retenida durante un mes.
El chico fue acusado inicialmente de un delito de abusos sexuales, ya que la Fiscalía consideraba que las relaciones que habían mantenido no eran consentidas. Pero finalmente, aunque el juzgado consideró probado que la familia del joven había pactado la boda con la niña por 2.500 euros con una familia de Córdoba, y que los dos menores vivían juntos, no llegó a ser juzgado por los presuntos abusos sexuales.
Según explica la Voz de Galicia, la niña fue liberada por la Policía Autonómica y luego enviada durante diez días al centro de menores de Santo Anxo, en Rábade. Tras este período, regresó con su familia a Córdoba. Y los padres del varón -el joven ahora relacionado con este caso de la Muralla-, al enterarse de la marcha de la niña, le exigieron a los padres de la menor el dinero que habían pagado para que se casase con su hijo. La justificación de los implicados en aquel caso giraba en torno a las costumbres de su cultura, según la Policía.
¡Compra de menores!
En la tradición gitana rumana pagar una dote para acordar matrimonios entre menores es algo habitual. El juez del caso apoyó esta versión y el joven acabó sin ser juzgado. Además, se tuvo en cuenta la similar madurez de ambos para exculpar al chico, a pesar de que él tenía 17 años y ella 12, lo cual podría considerarse como un delito de abusos en caso de haber mantenido relaciones. Pero no lo consideró así el juez, y el chico quedó libre.
La policía tiene constancia de que el joven puede ser una persona potencialmente agresiva y por ello lo tienen controlado. De hecho, ya siendo mayor de edad, estuvo relacionado con algún caso de agresiones y lesiones. Precisamente por eso, la Policía Nacional terminó dando con él el pasado martes ayudándose del registro con el que cuentan en comisaría.