Según una jueza, «puto maricón», «chupapollas» o «te voy a hacer hetero a hostias» no es delito de odio

Según una jueza, "puto maricón", "chupapollas" o "te voy a hacer hetero a hostias" no es delito de odio Según una jueza, «puto maricón», «chupapollas» o «te voy a hacer hetero a hostias» no es delito de odio

Descartado un delito de odio porque la bandera LGTBI la llevan «simpatizantes» o los insultos homófobos son comunes

Una jueza rechaza investigar si hubo móvil discriminatorio en la actuación de dos hombres contra otro bisexual con argumentos como que no conocían al denunciante o que los insultos proferidos «puto maricón«, «chupapollas» o «te voy a hacer hetero a hostias» se dan en cualquier discusión acalorada. La jueza titular del Juzgado nº 21 de Valencia argumenta que la pulsera de la bandera arcoíris, característica del colectivo LGTBI, la llevan cada vez «más simpatizantes» o que los insultos homófobos proferidos contra el denunciante se escuchan «reiteradamente en discusiones acaloradas» sin importar la orientación sexual para descartar que el ataque sufrido por un hombre bisexual cuando circulaba en moto pueda ser considerado un delito de odio.

Los hechos se remontan al pasado febrero, cuando Isaac Guijarro iba con su moto por Valencia y fue «abordado» por dos hombres en un coche que iba en paralelo. Cuando llegaron a un semáforo en rojo Guijarro les reprochó su intento de arrollarle y al preguntarles por qué, ellos respondieron «por puto maricón. Te hemos visto la cara de chupapollas desde el coche«. Al amenazarles con llamar a la Policía, le espetaron: «Si llamas te hacemos hetero a hostias. Te mato«.

Delito leve de amenazas

La magistrada rechaza investigar los hechos como un posible delito de odio ni contra la integridad moral, como pedía el denunciante, y continúa el proceso por un delito leve de amenazas, es decir, solo investigará el «te mato» que supuestamente le espetaron. El afectado considera que el ataque se produjo por motivo de su orientación sexual y por cómo le percibieron los denunciados: es bisexual «con pluma», describe, y entre otras cosas, llevaba las uñas pintadas, el pelo largo y una pulsera LGTBI visible.

Según la abogada penalista experta en delitos de odio Laia Serra,»Vamos buscando un caso de laboratorio, el de un ultra que sale a cazar gays, pero el odio es cotidiano«. Asegura que para determinar si una agresión es o no un delito de odio hay que «evaluar profundamente un mosaico de elementos» y ante cualquier indicio «hay obligación de investigar» el posible móvil discriminatorio.

«La motivación es algo que lógicamente pertenece al fuero interno y a veces es difícil sacar conclusiones de ella, pero ya hace tiempo que se trabaja sobre índices o elementos de polarización«, explica la abogada. En el caso del colectivo LGTBI, forman parte las características de la víctima, gestos, indumentaria, expresiones de afecto, si lleva o no algún símbolo, o algún elemento distintivo, pero también rasgos del agresor, si pertenece a determinados grupos, qué insultos ha usado o si ha mostrado menosprecio por el colectivo anteriormente.

Insultos que se escuchan «en discusiones acaloradas«

La jueza cree, sin embargo, que los hechos carecen de «suficiente entidad» para encajarse así, y utiliza para ello una serie de argumentos: sobre el símbolo arcoíris en la muñeca, la magistrada defiende que ello «no lo señala ni identifica sexualmente» debido a que cada vez son «más numerosas» las personas «simpatizantes» del movimiento LGTBI. Tampoco las uñas, que «no son un signo revelador de la condición sexual», más bien «se acerca más» a personas denominadas «alternativas».

Además la magistrada argumente que los insultos que le profirieron (que según la denuncia son «puto maricón«, «chupapollas«, «te vamos a hacer hetero a hostias«) son expresiones que «lamentablemente» se escuchan «reiteradamente en situaciones de discusiones acaloradas, con independencia de la condición sexual de los participantes de las trifulcas«. Para la jueza «no se estaba incitando al odio hacia las personas del colectivo» sino «faltando al respeto a título individual» y usa como fundamento el archivo de la querella contra Ortega Smith (Vox) por decir que las Trece Rosas «asesinaban y torturaban«,

Guijarro defiende que se ha producido un delito contra la integridad moral, contenido en el artículo 173 de la norma penal, y otro del 510.2, que persigue a quienes «lesionen la dignidad de las personas mediante acciones que entrañen humillación, menosprecio o descrédito» por su pertenencia al colectivo. «No hace falta tener una formación en perspectiva LGTBIQ para entender que si un hombre lleva las uñas pintadas, el pelo largo, una pulsera arcoíris (la cual en la actualidad no es la regla general para los hombres) y dos hombres le llaman «puto maricón», «te hemos visto la cara de chupapollas desde el coche» y «te vamos a hacer hetero a hostias», no es un conjunto de extraordinarias casualidades, sino que tienen un nexo causal«, defiende.

Según una jueza, "puto maricón", "chupapollas" o "te voy a hacer hetero a hostias" no es delito de odio

 

Fuentes: elDiario.eselDiario.es

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