EDITORIAL.- “Póntelo, pónselo”. Hubo un tiempo en que el eslogan arrasó, fue un acierto, una buena frase publicitaria que probablemente salvó muchas vidas. Hoy nos creemos a salvo, hemos bajado la guardia y relajado las costumbres, pero la realidad es terca y vuelve para recordarnos con sus cifras macabras que jugar a la ruleta rusa con el sexo no es una buena idea.
La pasada semana en un programa de radio nocturno, un joven gay reivindicaba lo que él llamó “el placer del sexo a pelo”, la emoción del riesgo, las sensaciones, el renunciar si quiera a preguntar al otro sobre su estado de salud (medida por otro lado de muy alto riesgo porque el otro puede mentir).
A ese joven y a los miles que han dejado de ponérselo, quizá porque la enfermedad y la muerte resultan tan ficticias a los 20 años como el país de nunca jamás, o puede sencillamente que el riesgo vaya parejo al placer cuando se está jugando con lo uno y estrenando lo otro. A ellos les debemos recordar las alarmantes informaciones que se publican sobre la situación del colectivo gay y las infecciones de transmisión sexual (ITS).
Ya en el 2014 BCN Checkpoint alertaba de que 6 de cada 10 nuevos contagiados por VIH eran gais. Esa tendencia ha sido corroborada por el Centro de Estudios Epidemiológicos sobre Infecciones de Transmisión Sexual y Sida de Cataluña (CEEISCAT) que afirma que el 58,5% de los 808 diagnosticados de SIDA en el 2014 corresponden a hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH). En los últimos 10 años los casos de sífilis se han cuadruplicado y de ellos en el 73% de casos el contagio se había producido entre hombres. Los de gonorrea se han triplicado y prácticamente la midad de ellos se habían contraído en relaciones homosexuales masculinas.
Sabemos qué conductas son de riesgo y qué mecanismos de prevención y sensibilización deben fomentarse y recibir apoyo institucional, pero nada de ello servirá si los interesados, los que corren el riesgo de sufrir infecciones, no se mentalizan y protegen ante cualquier tipo de práctica que las pueda provocar.
Recuerda, con la vida no se juega, con la salud no se juega, por ti, por los que te quieren y por los que confían en ti, póntelo, pónselo.
Editorial Gayles.tv
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