Rusia amenaza con encarcelar a los activistas del movimiento LGTBI por considerarlos radicales
El Ministerio de Justicia de Rusia ha enviado este viernes una moción al Tribunal Supremo para catalogar como extremista lo que ha definido como el «Movimiento Internacional Cívico LGTB«, algo que lo situaría legalmente al mismo nivel que Estado Islámico y Al Qaeda, además de grupos neonazis y otras organizaciones extremistas. Esta etiqueta provocará que sea ilegal lucir cualquier símbolo relacionado con la comunidad LGTBI en público o mostrar apoyo a esta bajo penas de cárcel y multas.
Aunque no existe a nivel global un «Movimiento Internacional Cívico LGTB» de forma oficial, las autoridades rusas consideran necesario ponerle coto porque, desde su punto de vista, dicho ente «fomenta el odio social y la relación entre religiones«, algo que violaría la ley contra el extremismo de Rusia. La decisión definitiva del Tribunal Supremo ruso no se conocerá hasta el próximo 30 de noviembre. Un representante del ministerio defendió que los derechos de los gays y lesbianas de Rusia están protegidos por la ley y que el objetivo únicamente es limitar «la propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales«.
Acoso al colectivo LGTBI
El Gobierno ruso ha hecho este anuncio apenas cuatro días después de que presentase en Ginebra, ante la ONU, su informe anual sobre la defensa de los derechos humanos en el país. El viceministro de Justicia, Andréi Lóguinov, afirmó que su nación, además de “luchar contra el nazismo”, protege al colectivo LGTBI. “Tanto en la Constitución como en el resto de la legislación rusa, la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género está prohibida. Los derechos de los ciudadanos LGTBI están protegidos en Rusia por las leyes pertinentes”, aseguró.
El acoso en Rusia al colectivo LGTBI ha sido un proceso gradual en la última década, donde uno de sus primeros hitos fue la “ley contra la propaganda homosexual”, aprobada en 2013 para prohibir hablar sobre esta minoría delante de menores. Sin embargo, el cerco ha sido estrechado paso a paso: a finales del año pasado el Gobierno vetó hablar públicamente a favor de las “relaciones no tradicionales”, incluso en conversaciones entre adultos, y prohibió su aparición en las obras de arte bajo la amenaza de enormes multas. En julio de este año, contra los criterios de la Organización Mundial de la Salud, Rusia prohibió la reasignación de género tanto física como en los documentos oficiales. Ahora, con el argumento de defender unos supuestos “valores tradicionales”, llega la ilegalización de cualquier defensa de los derechos de esta minoría.
Acusaciones de homofobia contra Rusia
A pesar de lo que diga Lóguinov, la realidad es que en septiembre el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condenó Rusia en dos casos por ataques y torturas en miembros de la comunidad lesbiana, gay, bisexual, transgénero e intersexual. Por su parte, los activistas homosexuales han acusado la justicia de no perseguir los casos de violencia o discriminación contra las minorías sexuales, aunque la homosexualidad dejó de ser un crimen en el país en 1993.
En abril del 2017, el diario Novaya Gazeta reveló que decenas de hombres fueron secuestrados, torturados y asesinados a la república de Chechenia por su orientación homosexual. Además, la ONU ha acusado al Kremlin de aprobar leyes que promueven la homofobia.
Por otra parte, los países de la Unión Europea han empezado este viernes a debatir el duodécimo paquete de sanciones contra Rusia. Pero no por la homofobia institucionalizada, sino por la invasión de Ucrania.