Probablemente el festival de Eurovisión ya sería historia sin la legión de fans de la comunidad LGBT que lo siguen. La bandera arcoíris ondea junto a las de los países participantes y las puertas de los armarios eurovisivos no paran de abrirse. La salida de este año la ha protagonizado Conchita Wurst, representante de Austria, que ha decidido actuar travestido y con barba para reivindicar la tolerancia y valor artístico más allá de la apariencia física.
No sorprende que los dirigentes de ciertos países, como Rusia, hayan pedido que no se retransmita la actuación de Conchita, pero las declaraciones homófobas del representante de Armenia han causado estupor e indignación. Preguntado sobre qué opinaba de Conchita, “la mujer barbuda”, Aram MP3 que partía como claro candidato al triunfo, respondió: “no es normal, es inadecuado (…) con suerte, en Copenhague, le ayudaremos a decidir si es una mujer o un hombre. Yo no vivo una vida así, y no importa cuánto haya avanzado el mundo, es algo inaceptable para mí”.
Conchita Wurst ha respondido a Aram en tono conciliador, “si tienes problemas para entenderme estaré encantada de sentarme y hablar contigo. Deberíamos tener una conversación sobre tus comentarios homofóbicos”.
El 10 de mayo, en Copenhague, puede que a Aram MP3 le pase factura su incontinencia verbal. Mucha pena no nos da.
Montse Trillo, directora de contenidos de Gayles.tv