La obispa Mariann Edgar Budde no piensa pedir perdón a Trump

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Tras pedir «compasión» para los migrantes y el colectivo LGTBIQ+ a Donald Trump, la obispa Mariann Edgar Budde mantiene firmes sus convicciones

La obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde, que pidió desde el púlpito al nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tener compasión con los migrantes y los niños trans, se reafirmó en sus palabras en varias entrevistas y aseguró que no piensa disculparse como le pidió el mandatario.

«No siento que haya necesidad de disculparse por una solicitud de misericordia«, subrayó la obispa, quien negó ser «una radical de izquierda» que odia a Trump, como la definió el presidente, en una entrevista con la cadena pública de radio y televisión NPR. «No le odio y rezo por él«, subrayó.

Budde, de 65 años fue la primera mujer en llegar a ese cargo en su iglesia: «Tal vez fue ingenuo de mi parte. Cuando decidí suplicarle (compasión) al presidente, pensé que lo tomarían de manera diferente«. Y añadió: «porque era un reconocimiento de su posición, su poder actual y los millones de personas que lo pusieron ahí”.

Ofició la ceremonia religiosa en la Catedral Nacional de Washington con la que este martes comenzó la agenda del presidente Trump, quien asumió el cargo el lunes 20. Mirando a Trump le dijo: “Déjeme hacer un último ruego, por favor, señor presidente. Millones han puesto su confianza en usted, y como usted dijo ayer a la nación, usted ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso”, en referencia a que Trump dijo la víspera en su discurso de investidura que Dios le había salvado de su intento de asesinato para que hiciese que Estados Unidos volviese a ser grande.

La obispa valiente que encaró a Trump

En nombre de nuestro Dios, le pido que tenga piedad de las personas de nuestro país que tienen miedo ahora. Hay niños gais, lesbianas y transexuales en familias demócratas, republicanas e independientes. Algunos temen por sus vidas”, señaló, después de que Trump hubiese firmado el día anterior un decreto en que eliminaba protecciones a la discriminación de los miembros de la comunidad LGTBIQ+ y señalaba que solo existían “hombre y mujer”, sexo masculino y femenino, borrando a las personas trans.

Y las personas que recogen nuestras cosechas y limpian nuestros edificios de oficinas, que trabajan en granjas avícolas y plantas de empacado de carne, que lavan los platos después de comer en los restaurantes y trabajan en los turnos de noche en los hospitales. Puede que no sean ciudadanos ni tengan la documentación adecuada, pero la inmensa mayoría de los inmigrantes no son delincuentes”, señaló con tono calmado, contradiciendo de lleno la demonización xenófoba de los inmigrantes que ha usado Trump durante la campaña.

Pagan impuestos y son buenos vecinos. Son miembros fieles de nuestras iglesias y mezquitas, sinagogas, gurdwaras y templos. Le pido que tenga piedad, señor presidente, con aquellos en nuestras comunidades cuyos hijos temen que se lleven a sus padres, y que ayude a aquellos que huyen de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras a encontrar compasión y acogida aquí”, añadió. El día anterior, Trump había firmado decretos para congelar la acogida de refugiados, dificultar las solicitudes de asilo y agilizar la deportación de inmigrantes. “Nuestro Dios nos enseña que debemos ser misericordiosos con el extranjero, porque todos fuimos extranjeros en esta tierra”, siguió desde el púlpito Budde.

La rabieta de Trump

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A la salida, Trump expresó su disgusto por el sermón ante una periodista que le preguntó su opinión. “¿Te ha gustado? ¿Te ha parecido emocionante? No demasiado emocionante, ¿verdad?”, dijo. “No me pareció un buen servicio. Podrían hacerlo mucho mejor”, añadió.

A la iglesia asistieron el presidente, el vicepresidente, J. D. Vance, y sus familias. Gesticularon durante las palabras de Budde, mostrando su incomodidad. Estuvieron presentes también el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, y el candidato a secretario de Defensa, Pete Hegseth. Más de una docena de líderes religiosos hablaron durante el servicio ecuménico centrado en la unidad nacional.

El multimillonario Elon Musk, aliado de Trump, también criticó los comentarios de Budde en una publicación en su plataforma de redes sociales, X. “Ella contrajo el virus woke muy grave”, tuiteó, utilizando la palabra con que trata de ridiculizar las ideas progresistas.

Pasada la medianoche, en un mensaje en su cuenta de Truth Social, el presidente ha asegurado que la obispa “es una radical de izquierda que odia a Trump”. “Su tono era desagradable y no era convincente ni inteligente. No mencionó la gran cantidad de inmigrantes ilegales que llegaron a nuestro país y mataron personas. Es una ola de delincuencia gigante la que está teniendo lugar en Estados Unidos”, ha afirmado Trump.

Aparte de sus declaraciones inapropiadas, el servicio fue muy aburrido y poco inspirador. ¡No es muy buena en su trabajo! ¡Ella y su iglesia le deben una disculpa al público”, sentenció, para dejar claro que el nuevo presidente no se cuenta entre los creyentes que profesan el nuevo culto; el culto a la valiente Budde.

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Fuentes: El PaísEl PaísLa Razón

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