Descubren el lugar de fusilamiento y la que debió ser la fosa de Federico García Lorca, pero no aparece su cuerpo
EDITORIAL GAYLES.TV.- Federico García Lorca y Luís Cernuda compartieron, con suerte diferente, origen, trayectoria, poesía, generación y orientación sexual. Ambos andaluces, pertenecientes a la generación del 27, homosexuales y con destinos truncados por el franquismo. A Lorca le arrebataron la vida, a Cernuda lo condenaron al exilio, a vivir y morir lejos de su patria.
Y hoy Cernuda nos viene al recuerdo por el modo en que recogió la famosa rima de Bécquer, aquel “donde habite el olvido, allí estará mi tumba” que Luís transmutaría en unos versos que parecen glosar la memoria de Lorca:
“Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios”.
En estos días Lorca ha sido noticia por dos motivos distintos pero vinculados entre sí. Por un lado hemos sabido que un equipo multidisciplinar de arqueólogos e investigadores cree haber localizado el lugar dónde Federico fue fusilado junto a un maestro de escuela republicano, Dióscoro Galindo y dos banderilleros anarco sindicalistas, Francisco Galadí y Joaquín Arcoyas. El mismo lugar en el que supuestamente fueron enterrados en la madrugada del 17 al 18 de agosto de 1936. Pero los cuerpos no están.
El arqueólogo Francisco Javier Navarro cree que los restos de los 4 fusilados fueron exhumados “en fechas próximas a su muerte, cuando estaban en fase cadavérica, no esqueletal”. A pesar de no haber hallado restos orgánicos en el paraje, un pozo en las cercanías de Alfacar (Granada), sí se encontró un fragmento de un proyectil Máuser y un casquillo de bala de fabricación coetánea a la fecha de los fallecimientos y de uso habitual en la Guerra Civil, lo que confirma las conjeturas sobre el hecho de que hubieran sido utilizados en el fusilamiento.
Pero el misterio rodea los motivos por los cuales los 4 cuerpos fueron exhumados. La teoría más extendida sostiene que se pretendió borrar toda huella de un caso que tuvo “gran repercusión en la prensa internacional” y que de hecho supuso “importantes presiones al bando sublevado y al posterior gobierno franquista”. Otras teorías apuntan a la posible intervención de la propia familia de Lorca, que aún hoy se niega a la búsqueda y posible exhumación de su cadáver. Existen informes de un policía, de nombre José Mingorance, que afirman que la muerte del poeta fue más el “fruto de rencillas familiares” que de cuestiones políticas. Parece que en ellos se detalla exhaustivamente la exhumación del cadáver. Pero hoy por hoy sólo podemos afirmar que conocemos el lugar de los hechos pero no el paradero de los restos del poeta.
Y es ese desconocimiento el que nos lleva al segundo tema por el que Lorca ha sido noticia: la presentación en la Berlinale del documental estadounidense “Bones of Contention” en el que Andrea Weiss nos muestra un excelente trabajo de investigación sobre la represión franquista a los homosexuales y la actual lucha por la recuperación de la memoria histórica. Y precisamente uno de los hilos argumentales del relato es el de la afirmación de que García Lorca fue asesinado por su condición de “homosexual y socialista” según un informe policial de 1965 que no salió a la luz hasta hace un par de años. Ese texto confirma el hecho de que Lorca fue una víctima del franquismo y que su homosexualidad tuvo un peso importante en la decisión de acabar con su vida. Pero el trabajo de Weiss no se limita a la figura del poeta, sino que profundiza en dos temas que discurren en paralelo: por un lado la existencia, todavía hoy, de 120.000 cadáveres enterrados, que no olvidados, en pozos, cunetas y fosas comunes y la lucha por honrar su memoria e impedir que caigan en el olvido. Y por otro un exhaustivo repaso a la represión de la homosexualidad en el franquismo, a la historia de las luchas por la dignidad de gais, lesbianas y transexuales y también a sus referentes: figuras como la de la actriz Margarita Xirgu, amiga de García Lorca o la periodista Irene Polo, mujeres brillantes y valientes que el franquismo pretendió enterrar en la desmemoria hasta el punto de ser conocidas como la generación de “las desaparecidas”.
Y es que la historia del poeta no difiere del de decenas de miles de vidas sepultadas entre las raíces de pinos plantados para borrar sus huellas. Y por ello este texto no puede sino acabar con los premonitorios versos del propio Lorca:
“Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron”.
Fuentes: efe.com, ideal.es, elpaís.com
GAYLES.TV
Televisión Online