GAYLES.TV.- Hoy celebramos el Viernes Santo o Viernes de Pasión. De pasión…. ¡hay que ver lo que son las acepciones de las palabras! Porque pasión define ese tremendo dolor que destilan los pasos procesionales y también el deseo incontrolado que atrae y une los cuerpos en batallas amorosas ajenas al sacrificio, los cirios y las capuchas.
Pero lo cierto es que pocas cosas despiertan emociones tan encontradas como una saeta rasgando el silencio de madrugada ante el paso de un Cristo sangrante o de una Virgen desolada. Saeta que etimológicamente es flecha que se clava en el corazón de los penitentes. Y a toda esa belleza no es en absoluto indiferente el colectivo gay, muy especialmente en el sur de España.
Es sabido que hace un siglo un mayordomo homosexual de la hermandad de la Macarena transformó la decoración del paso y los complementos de los hermanos que lo portan dando inicio a una corriente de estética manierista. Desde entonces muchos han sido los homosexuales que se acercan a hermandades y cofradías, que se vuelcan en el cuidado y diseño de mantos, joyas y arreglos florales hasta hacerse con el control de la vertiente estética de los pasos.
Mientras, la Iglesia mira hacia otro lado ante la condición de homosexuales de algunos de los responsables de los festejos de Semana Santa siempre y cuando, eso sí, no hagan ostentación pública o uso de sus derechos porque entonces muestran su verdadero rostro y no es precisamente el de la compasión, sino más bien el de la intransigencia y la homofobia. Fue el caso de Victorio & Lucchino que durante seis o siete años estuvieron vistiendo por devoción y de manera gratuita una de las imágenes que cada Martes Santo sale en procesión por Sevilla con la hermandad de San Esteban. Cuando decidieron contraer matrimonio en marzo del 2007 ese privilegio les fue arrebatado. Parece que a la Iglesia no le suponía ningún problema que vivieran juntos en pecado, pero que contravinieran la postura de los obispos en el tema del matrimonio homosexual no le hizo mucha gracia al clero.
En cualquier caso los intentos de los prelados por desvincular la devoción popular de los colectivos homosexuales parecen destinados al fracaso, porque les guste o no, la pasión, la Semana Santa, el desgarro, el folclorismo de la cosa y ¿por qué no? la devoción, son muy gais. Y si alguien lo duda que pasee esta noche por Triana.
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