Egales publica por primera vez las cartas de Leo Classen, un médico católico y homosexual que resistió al nazismo
GAYLES.TV.- Leo Classen publicó entre 1954 y 1955 una serie de artículos en la revista Humanitas sobre su paso por el campo de concentración de Sachsenhausen-Oranienburg. Estos textos han permanecido inéditos hasta el momento. Supone el testimonio más antiguo conocido escrito por un superviviente homosexual de un campo de concentración nazi. Ahora el editor y traductor Carlos Valdivia ha rescatado estos textos que ha publicado Egales con el título «Y Leo Classen habló«.
Valdivia encontró el primer rastro sobre Classen casi por casualidad, a través de un enlace de Wikipedia. Ese breve artículo de menos de 100 palabras en el que se mencionaban siete textos, su fecha de nacimiento, el 26 de junio de 1906 y su formación en medicina, le puso sobre la pista. «Comencé a tirar del hilo y me pareció raro que solo se mencionara en una nota a pie de página. Empecé a hablar con bibliotecas alemanas y a buscar esos documentos«. Finalmente, Valdivia dio con los textos originales que se encontraban olvidados en una biblioteca de Hamburgo.
“Hay experiencias que destrozan el cuerpo y el alma hasta tal punto que los sismógrafos de los sentimientos recitan sus datos y sin resistencia ni clemencia revelan a los hombres su horrible destino y los aplastan. La completa disolución y degradación de la personalidad era el objetivo de cada proyecto que aquí narraré”. Así empieza el primero de los devastadores textos inéditos de Leo Classen, superviviente homosexual de un campo de concentración nazi.
Classen habla en sus artículos de las llamadas «acciones rosas«: «Es decir, se agrupó a los homoeróticos en comandos de exterminio y se les sometió a la disciplina del campo triplicada, lo que significó a su vez menos comida, más trabajo y una supervisión aún más estricta«. Estas acciones incluían, según este testimonio, la prohibición de entrar a la enfermería para los prisioneros homosexuales, experimentos médicos, torturas, castraciones y juegos macabros por parte de los guardias, como animarles a acercarse a la valla para dispararles bajo el pretexto de que intentaban huir. El ganador recibía cinco marcos y tres días de permiso.
El de Classen, que falleció en 1972, es el testimonio más antiguo que se publica de un triángulo rosa, pero no el único. Josef Kohout publicó también en 1972, con la ayuda del escritor Heinz Heger, «Los hombres del triángulo rosa: memorias de un homosexual en los campos de concentración nazis«; en 1994, Pierre Seel escribió sus memorias -las únicas de un superviviente gay francés-, junto al periodista Jean Le Bitoux; y en 2010, Rudolf Brazda, el único superviviente homosexual con una placa en su honor, publicó «Rudolf Brazda, itinerario de un triángulo rosa«, con el escritor Jean-Luc Schwab.
El presidente alemán Frank-Walter Steinmeier pidió perdón en 2018 a los homosexuales por los crímenes cometidos contra ellos durante el nazismo y los años posteriores. «Les pido perdón por el dolor y por la injusticia pasados y por el largo silencio que le sucedió«, reconoció ante el monumento a las víctimas homosexuales del Tercer Reich, que se había construido en el parque berlinés de Tiergarten una década antes. «Llegamos tarde«, admitió.
La recuperación de la memoria histórica es fundamental para que atrocidades como el genocidio contra millones de personas no vuelva a repetirse. Recientemente el incremento del supremacismo blanco en Estados Unidos y Europa nos recuerda que no hay que bajar la guardia. Están presentes y organizados. Partidos y asociaciones nazis con registro legal en España aplauden a los negacionistas del Holocausto y continúan hoy en día homenajeando genocidas y negando los campos de exterminio. Cada año, el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto que se celebra cada 27 de enero, nos lo recuerda. Es nuestra obligación estar vigilantes, y no llegar tarde.
Fuentes: Editorial Egales, ElDiario.es, Público, El Español
Fotografía: Egales, El Español