Eva Analía de Jesús, conocida como Higui, permanece presa desde octubre por defenderse de 10 hombres que intentaban violarla y empalarla por lesbiana
EDITORIAL GAYLES.TV.- Hoy celebramos el 8 de marzo, el día que dedicamos a reflexionar sobre la situación y la condición de las mujeres en la sociedad. Durante todo el día las televisiones, la radio, los titulares de la prensa, desgranarán estadísticas e informaciones sobre equiparación de salarios, violencia de género, desigualdades en la educación, abusos, desequilibrio en las oportunidades, etc, etc… Nos lamentaremos, se guardarán minutos de silencio, se harán grandilocuentes declaraciones, buenas intenciones, mala conciencia, impotencia. Las muertas, las violadas, las oprimidas, las explotadas, las ninguneadas, las abusadas, las insultadas piden concreción, justicia, nos piden implicación, compromiso. Pero a menudo pasamos de puntillas sobre cuestiones que nos amargan el desayuno desde las cabeceras de los rotativos, una opresión cansina de puro repetitiva y no es de extrañar ¡porque ya dura milenios!
Por eso hoy en lugar de dar cifras y estadísticas y hacer buenos propósitos, queremos hablar de lo global a partir de lo concreto, referir el todo por la parte y dedicarle este espacio a Higui, una mujer humilde, lesbiana, presa por haberse defendido de la agresión de 10 machos que pretendían violarla y empalarla, 10 cabrones que la dejaron tendida en el suelo, ensangrentada e inconsciente y que si no acabaron con su vida fue porque, en legítima defensa, pinchó a quien a horcajadas sobre su cuerpo pretendía violarla, con el resultado de muerte para el agresor. Por ello permanece encarcelada a la espera de juicio, sobre ella pesa la acusación de homicidio.
La historia de Higui no es ninguna bicoca: a sus 42 años carga con un largo historial de abusos y agresiones. Su padrastro abusó sistemáticamente de ella entre los 10 y los 13 años. A pesar de ello, pasó algunos años felices en el barrio Obligado, en Buenos Aires, a orillas del río Reconquista, donde su manifiesta condición de lesbiana nunca supuso problema alguno. Pero surgió la posibilidad de tener su propia casa en la zona de Mariló y ahí empezaron sus problemas. La hostigaban, la insultaban por la calle, en una ocasión intentaron apuñalarla y llegaron al extremo de prender fuego a su casa. Así que el Día de la Madre, más conocido por el Día de la Familia decidió protegerse para ir a visitar a su familia y guardo un cuchillo entre sus ropas que acabaría salvándole la vida.
Las violaciones «para corregir el lesbianismo» desgraciadamente no son ninguna excepción, pero ésta fue especialmente cruenta. La esperaron en un callejón, algunos de los asaltantes eran conocidos y familiares y además tenían cuentas pendientes con ella: la ex pareja de uno de ellos había mantenido una relación con Higui y la madre de otro es lesbiana también, así que su hijo vengó su rabia sobre la chica. La tumbaron de un trompazo y empezaron a patearla y golpearla mientras le decían frases como «Sos una tortillera, sos una puta. Te voy a hacer sentir mujer. Te vamos a empalar tortillera.» Eva Analía sintió como llovían las patadas sobre su cuerpo y su rostro, sintió como le rompían el pantalón y las bragas, sintió el peso de uno de aquellos tipos y no dudó, sacó el cuchillo y dió un único puntazo en el torax. Nadie iba a violarla. El resto del grupo siguió golpeándola hasta que perdió el conocimiento.
Aquello tan sólo fue el principio de su calvario. Permaneció días sin recibir atención médica en un calabozo después de que en comisaría se rieran de ella diciéndole: «¿quién te va a querer tocar o abusar a vos si sos horrible?» Luego vendrían los falsos testimonios, los vecinos que callan por miedo a las represalias y el peso abrumador de un aparato judicial machista y patriarcal que considera que la legítima defensa no rige para las mujeres y menos aún si son lesbianas.
Higui está en prisión y sus agresores siguen libres, por ello hoy hemos querido dedicarle este espacio, para pedir justicia para ella y para las miles de mujeres que sufren sencillamente por eso, por el hecho de ser mujeres.
Fuentes: kaosenlared.net, página12.com, elpaísdigital.com
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