NEWS.- Ayer dijimos que nos declarábamos en huelga de malas rollos hasta final de año y lo vamos a mantener. Puede que el titular os haya hecho pensar que tirábamos la toalla cuando habéis leído la palabra “homofobia”. Es lo que hay, los homófobos no desaparecen cuando suenan las campanadas de fin de año, la maldad y el cretinismo no hacen vacaciones, pero con todo, ésta de hoy es una buena noticia.
El pasado mes de octubre el Presidente de Gambia, Yahya Jammeh, un señor que por la cara que hace debe tener serios problemas digestivos, debió quedarse sin bicarbonato y decidió promover y firmar una ley que castiga la homosexualidad con cadena perpetua. Desde entonces y según un informe de la Casa Blanca, se han multiplicado los “arrestos, detenciones y torturas de personas debido a su orientación sexual o identidad de género”. Yahya Jammeh ya era tristemente conocido por unas declaraciones suyas en televisión donde sostuvo que los gais “son perjudiciales para la existencia humana y los perseguiré como a la malaria”.
Pues bien, la buena noticia consiste en que EEUU ha decidido sancionar comercialmente a Gambia por el arresto y tortura sistemáticos de homosexuales. El país africano ha sido despojado del estatus de socio especial comercial que le había permitido exportar bienes por valor de, nada más y nada menos que, 37 millones de dólares al año a los EEUU sin pagar impuestos.
El director del Centro para la Prevención del Genocidio, Jean Freedberg, ha declarado que esta decisión “es un primer paso importante en el envío de una señal clara al presidente Yayha Jammeh acerca de su historial de derechos humanos. No se puede permitir que sean pisoteados los derechos de los LGBT gambianos”.
Para quién pueda pensar que la decisión repercutirá negativamente en todo el pueblo de Gambia, dejamos aquí un par de apuntes para la reflexión. En primer lugar, aclarar que Gambia es una República presidencialista democrática y su Presidente es elegido por sufragio universal. Un presidente que en el año 2008 anunció que su gobierno legislaría leyes contra homosexuales «más estrictas que las de Irán », y que cortaría la cabeza de los gais y las lesbianas descubiertos en Gambia invitándolos a abandonar el país. La segunda reflexión pasa por un dato: Gambia posee unos de los índices de desarrollo humano más bajos del mundo, con 0,441 se ubica en el puesto 172 de 187 países. Está claro que esos 37 millones no estaban repercutiendo en el bienestar del pueblo de Gambia que haría bien en pensarse su voto de cara a futuros comicios electorales.
Aviso para navegantes: la homofobia sale cara. Aquí, en Sebastopol y en Gambia.
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