Freddie Mercury sigue mandando cestas de Navidad a sus amigos más cercanos, 30 años después de su muerte
Han pasado ya 30 años de la muerte del legendario Freddie Mercury, quien falleció en su casa de Londres solo 24 horas después de anunciar al mundo que había contraído el sida. Antes de su deceso, el líder de Queen dejó atados todos los cabos para que ninguno de sus familiares y seres queridos se viera privado de su generosidad: buena muestra de ello fue que su mansión y la mitad de su fortuna fue heredada por su expareja, Mary Austin, quien se convirtió en su mejor amiga una vez que el cantante asumió su homosexualidad, y la seguridad financiera de la que disfrutó desde entonces su último novio, Jim Hutton.
Por si eso no fuera suficiente, el carismático intérprete encargó a los grandes almacenes Fortnum & Mason, uno de los más prestigiosos de la capital británica, que tras su muerte se entregaran cada año, y en su nombre, diversas cestas de navidad a aquellos amigos cuyos nombres dejó escritos en una lista, una misión que la compañía ha cumplido religiosamente desde hace ya tres décadas. «Creemos que se trata de un gesto encantador, que se repite cada año«, ha confirmado un representante de la firma al diario Daily Mirror.
Sin embargo, semejante detalle no debería resultar demasiado llamativo viniendo de un hombre como Freddie, quien siempre se desvivió por los miembros de su círculo más cercano y no dudaba en sorprenderles con costosos regalos que, a su juicio, siempre aportaban una dosis extra de felicidad. «Un pequeño regalo, un detalle, un gesto… Creo que a veces tienen más valor que si alguien te comprara el Big Ben«, bromeaba el astro de la música en una de sus últimas entrevistas televisadas.
Nada más oportuno para la ocasión que rescatar el villancico de 1984, Thank God it’s Christmas.