El Festival Agrocuir da Ulloa regresa para reivindicar el respeto a la diversidad en el ámbito rural
Los días 26 y 27 de agosto el municipio de Monterroso, uno de los tres que integran la comarca de A Ulloa, acogerá el VII Festival Agrocuir da Ulloa. Un festival de carácter intergeneracional, organizado por el Colectivo Agrocuir da Ulloa, que reivindica valores como el ecologismo, el feminismo y el respeto a la diversidad en el ámbito rural. Entre los artistas de este año se encuentran Pandeireteiros Cántigas e Frores, Meiga-i, Celeste González, Fado Bicha, Xosé Lois Romero & Aliboria, Catuxa Salom y O Rabelo.
Lo que comenzó como una fiesta de amigos en la Granxa Maruxa de Monterroso ha ido creciendo con el paso de los años hasta convertirse en un festival intergeneracional y diverso que abarca varios ámbitos y que ha desplazado su sede hasta a nueve escenarios de la capital comarcal. «Reivindicamos una naturaleza cuir como fuente de fantasías monstruosas que nos alientan y mueven a reivindicar ruralidades vivas y diversas. Apelamos a imaginarios arraigados en la cultura gallega, entidades mitológicas y mágicas que habitan sus fragas. Esa ascendencia siempre en constante recreación se expresa en numerosos ritos y celebraciones como el Carnaval, momento de libertad para disfrazarse y alterar el orden de las cosas; experimentar con las fronteras entre géneros, pero también transmutar con la naturaleza desde la corteza de los árboles, el musgo o las astas«, describen los organizadores.
«Que se hable también de lo difícil que es vivir en la ciudad«, reclama Adrián Gallego, uno de los miembros de la organización. Gallego pone el foco en que el rural suele cargar con el estigma de peores condiciones de vida cuando lo urbano arrastra también casos de precariedad, dificultades para encontrar vivienda o violencia.
Lo rural existe
El festival, que se concibió como una pequeña fiesta entre amigos, ha convertido A Ulloa en el escaparate de la diversidad rural. “Había una ausencia, también de la propia academia, de esta memoria. Y existía una demanda para atender esas necesidades”, asegura el investigador Fran Quiroga, asistente y colaborador del Festival Agrocuir desde su primera edición en el año 2015. Escribir la propia historia para que no la escriban otros. Identificar referentes. Trazar genealogías.
El espejo, explica Fran Quiroga, no es “únicamente [la filósofa] Judith Butler, también puede ser una abuela. O una vecina que no tenía tetas ni le venía la regla, porque era intersexual, pero lo era hace 100 años”. O los espectáculos de transformismo que, desde por lo menos 1899, ocupaban cafés y teatros de la ciudad de Lugo. Esta arqueología del movimiento en defensa de la diversidad afectivo sexual, por ahora materializada en ‘Facémonos escoitar?’, es producto de “una palanca”. La que activó el Festival Agrocuir al conectar personas, ideas y acciones. Y todo en un contexto rural.