Una imagen vale más que mil palabras, pero una buena voz te hace triunfar en Eurovisión. El festival de este año ha estado marcado por la transgresión y los pitidos a Rusia, tanto por sus políticas homófobas como por la situación con Ucrania. Pero sin duda este ha sido el festival del ganador austríaco Tom Neuwirth, o lo que es lo mismo de Conchita Wurst. Esta no es una historia de un “One Hit Wonder”, es la historia de alguien que luchó por su sueño, año tras año y al final ha conseguido el reconocimiento merecido.
Su historia empezó en 2006 como Thomas Neuwirth, que participó en Starmania, un programa de cazatalentos de la televisión austríaca. Allí ya quedó en segunda posición y demostró el potencial de su voz. Un año más tarde se unió a la moda de las ‘boy bands’ y fundó Jetzt Anders!, un grupo que apenas duró un año. Tras formarse en la Escuela de moda de Graz en 2011, Tom encontró la clave para crear un producto único: apostó por mezclar su talento con una imagen rompedora.
La clave fue dejarse la barba y travestirse. Crear un contraste entre lo masculino y lo femenino, un vestuario exquisito, un maquillage cuidado y delicado combinados con una oscura barba. También utilizar una canción icónica como «My heart will go on» de Celine Dion para su presentación ayudó a Conchita Wurst a conquistar al público en el programa Die Grosse Chance. Después, fue pasando de un reality show a otro, creándose una fama local y a la espera de que los cazatalentos se fijasen en ella. En 2012 quedó segunda para presentarse a Eurovisión y fue desde el anuncio de su candidatura de 2014 para representar a Austria en el festival de este año cuando todo cambió. Bielorusia y Rusia intentaron vetarla, sin darse cuenta de que así lo único que hacían era hacer a Conchita Wurst y a su mensaje más grande y más potente.
Justo al alzarse con el título y a su llegada a Austria su mensaje fue aún más alto y claro, calificó su victoria como un mensaje a algunos políticos, haciendo clara referencia a Putin: “La tolerancia no tiene fronteras y no todo el mundo en Rusia tiene las mismas opiniones sobre la homosexualidad.» «Solo les quiero decir que, al final, el bien siempre gana y que somos imparables.«, declaró respecto a quienes, como ella, creen en la igualdad y la libertad.
Con todo, Conchita Wurst aseguró que no pretende ser una embajadora de la tolerancia sino solo poner su granito de arena en una tarea en la que, dijo, afortunadamente no está sola. «Hay gente más poderosa que yo que podría hacer más. Pero a mí me otorgaron este don. Para mí es importante, y mi obligación como artista es trabajar en ese sentido.», declaró.
Respecto a los planes de futuro, reconoció ser ambiciosa. «Quiero el mundo entero», confesó bromeando. «Mi gran objetivo es ganar un Grammy. Y en el camino cogeré todo lo que pueda.». Y lo que pueda no es poco en los pocos días de reinado de Conchita Wurst, que ya ha recibido ofertas de productores de Los Ángeles y distintas invitaciones a eventos de la celebración del orgullo gay en varios rincones del mundo.