La Comisión Europea propone que todos los países de la UE reconozcan la filiación de hijos de parejas LGTBI
La Comisión Europea ha lanzado este miércoles una propuesta de reglamento para armonizar las leyes de los Estados miembros relativas a la filiación de los hijos con sus padres, que prevé, también, la creación de un “certificado europeo de parentalidad” válido en los Veintisiete. Aunque la iniciativa, de ser aprobada, beneficiaría a toda familia que por ejemplo se traslade a otro país de la UE, está diseñada específicamente para facilitar el reconocimiento legal de hijos de parejas LGTBI en territorio europeo, en vista de que hay Estados como Polonia o Hungría donde los derechos de este colectivo están en retroceso.
“Todos los miembros de la UE tienen que reconocer la filiación establecida en otro estado miembro”, ha resumido el comisario de Justicia, Didier Reynders, en línea con lo que hace unos meses sentenció la presidenta, Ursula Von der Layen: “Si uno es progenitor en un país, es progenitor en todos los países”. La presidenta de la Comisión ha celebrado con “orgullo” esta propuesta. El objetivo es “ayudar a todas las familias y niños en situaciones transfronterizas” y “reforzar los derechos LGTBI”.
Reynders, ha presentado esta propuesta sencilla en apariencia, pero de significativas implicaciones legales en materia del derecho internacional privado, por ejemplo, en cuestiones de derechos de sucesión, manutención o custodia. “Desde el momento en que un Estado miembro establece un vínculo de filiación en base a su derecho nacional, todos los otros Estados miembros deben reconocer ese vínculo y permitir, por ejemplo, a los padres entrar en su territorio y residir con sus hijos allí”, ha explicado en rueda de prensa en Bruselas.
Proteger a los menores
La propuesta beneficia a todo niño cuya filiación ha sido establecida en un Estado miembro “independientemente de cómo fue concebido el niño o cómo nació, independientemente del tipo de familia del menor e independientemente de la nacionalidad de los niños y de los padres”.
La norma aplicaría también para los casos de gestación subrogada si están permitidos en los países de la UE o, como sucede en España, se produce la filiación en los consulados: “Si mediante una embajada o en un país tercero hay reconocimiento, hay que respetar el derecho de los niños en ese estado miembro”.
Se trata, subraya la Comisión Europea, de “reforzar” la protección de los derechos fundamentales y otros derechos de los niños, incluido el derecho a una identidad, a no ser discriminados y a una vida en familia en otro Estado miembro que no sea aquel donde nacieron o fueron adoptados, teniendo en cuenta siempre como “primera consideración” el mejor interés para el menor. También se busca proporcionar “certeza legal” cuando en un país se pide reconocer la filiación de un niño ya establecida en otro miembro de la UE.
“Certificado europeo de parentalidad”
Un elemento clave de la propuesta es la creación de un “certificado europeo de parentalidad” que los niños o sus representantes legales podrán solicitar en el país que estableció su vinculación filial. Este certificado, que será voluntario y estará disponible en todos los idiomas de la UE, deberá ser aceptado en cada Estado miembro, siempre y cuando salga adelante la propuesta, facilitando así el traslado de familias por motivos laborales —o de cualquier otro tipo— dentro del espacio europeo. Y esa es una cuestión fundamental, ha señalado Reynders: actualmente, las trabas que viven algunas familias LGTBI en ciertos países europeos están violando, entre otros, un derecho clave en la región: el de moverse libremente por Europa.