EDITORIAL.- El fundador de uno de los innumerables grupúsculos que constituyen el actual Ku Klux Klan, John Abarr, ha anunciado la idea de abrir las puertas del Klan a negros, judíos y homosexuales. En palabras de Abarr “El KKK ha de servir para construir una América fuerte. La idea de la supremacía blanca es el viejo Klan. Este es el nuevo Klan”. Se trataría pues de frenar las políticas del gobierno federal y mantener el Capitolio desde el establecimiento de un “nuevo orden mundial” a través de una fuerza unificada. Eso sí, los nuevos reclutas deberían vestir las túnicas blancas y usar las máscaras y capuchas cónicas.
La decisión fue adoptada después de que el representante del KKK se reuniera con miembros de la Asociación Nacional para el avance de la Gente de Color y expresara “Pensé que era una buena organización. No siento que debamos estar separados”.
A pesar de que algunas personas de raza negra parecen haber expresado su interés por unirse a la organización, la propuesta de Abarr más bien ha despertado susceptibilidades en propios y extraños. Rachel Carroll-Rivas dela Red de Derechos Humanos de Montana ha declarado, “Ellos saben que sus creencias no son populares, por lo que tratan de parecer moderados. Creo que todo esto es tan solo una farsa”. Por otra parte, Bradley Jenkins, Asistente Imperial del KKK afirma, “Este hombre va en contra de todo lo que dicen los estatutos de constitución del KKK. Está tratando de utilizar el KKK para lanzar su carrera política”. De hecho, en el 2011 Abarr se presentó a las elecciones para la Cámara de Representantes en las listas del partido republicano por Montana. En su programa electoral se definía a sí mismo como un ex organizador del KKK y prometía “legalizar la marihuana, aumentar los programas de salud mental, mantener el aborto legal, la abolición de la pena de muerte y… preservar la raza blanca”. Un dechado de coherencia, vamos.
El Ku Klux Klan, que en la actualidad cuenta con un total de entre 3.000 y 8.000 miembros según apuntan diversas fuentes, fue fundado el 24 de diciembre de 1.865, en el periodo de reconstrucción de América tras su guerra civil. En sus orígenes el KKK era una especie de asociación humorística que se dedicaba a asustar de noche a los ciudadanos de Pulaski simulando ser fantasmas con sus sábanas y capirotes. Un club social donde los jóvenes hallaban entretenimiento en organizar rituales en los que las víctimas eran humilladas. En la actualidad, se trata de un conjunto de grupos de extrema derecha cuyos principios están basados en la idea de la supremacía de la raza blanca. Sus miembros han aplicado sistemáticamente la violencia homóbofa y racial, incluyendo linchamientos y asesinatos.
Si pretenden reciclarse estaría bien que, recuperando sus orígenes, se dedicaran al espectáculo humorístico y dejaran a los ciudadanos, ya sean blancos, negros, gais, heterosexuales o judíos vivir en paz. Pedirle a un negro o a un gay que forme parte del KKK es como encargarle a un judío que revise los grifos de una cámara de gas en Auschwitz. John Abarr es un lobo con piel de oveja y no hace falta tener mucha imaginación para saber lo que les pasaría a las ovejas que dejaran el rebaño para incorporarse a la manada de lobos.
Editorial Gayles.tv
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