Las entidades critican que se soliciten comportamientos «heroicos» para acceder a estos derechos
El Gobierno trabaja para regularizar la situación de los dos hombres de origen senegalés, Ibrahima y Makate, que intentaron ayudar a Samuel Luiz, el joven de 24 años asesinado de una brutal paliza en Coruña. Los testigos han asegurado a la policía que tanto Ibrahima y Makate se implicaron activamente para defender a Samuel de sus agresores.
Ambos tuvieron una “intervención activa” en defensa de Samuel mientras estaba siendo golpeado por el grupo de jóvenes que le persiguió por el paseo marítimo de Riazor. Así lo ha dicho este martes el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones. Él mismo ha sido quien ha confirmado que la Secretaría de Estado de Migraciones ya está trabajando para regularizar la situación en España de estos dos ciudadanos de origen africano.
Ambos no tienen papeles. “Es ahí donde queremos actuar. El objetivo es que puedan tener un permiso de trabajo”, ha dicho Miñones, a la vez que ha asegurado que el testimonio de ambos “ha sido clave en la investigación”. Los dos colaboraron con la policía en las pesquisas, a pesar de su delicada situación en España. Sus declaraciones han ayudado a detener y poner a disposición de la justicia a los seis principales supuestos autores de la paliza mortal.
Una reclamación de los amigos de Samuel
Los amigos de Samuel conocieron a Ibrahima, tras la celebración de la multitudinaria concentración celebrada en A Coruña dos días después del asesinato, protagonizando un emotivo reencuentro. Que las autoridades arreglasen sus papeles por su actitud ejemplar ha sido una de las reivindicaciones del entorno más cercano de Samuel.
Este senegalés, de 35 años y pescador de profesión, lleva casi tres años en España. Estaba con su amigo Makate en las inmediaciones del paseo marítimo de Riazor cuando sucedieron los hechos. Uno cubrió con su cuerpo al joven y otro intentó parar los golpes en la primera fase de la pelea. Aunque había más gente a esas horas pasando por la calle, ellos fueron los únicos que intentaron evitar la paliza.
Ibrahima se dedica actualmente a la venta ambulante en la calle. Sobrevive con lo que vende hasta que sus papeles no se arreglen. Si su situación se regulariza y consigue un permiso de trabajo, Ibrahima podría trabajar en el sector de la pesca.
De clandestinos a héroes
No es el primer caso en que se regularizan los permisos a personas que han protagonizado actos «heroicos«. El año pasado, la misma Secretaría de Estado concedió permiso de residencia y trabajo a Gorgui Lamine Sow , un joven senegalés que había rescatado un hombre con movilidad reducida atrapado en un fuego en Dénia. En Francia, Macron concedió la nacionalidad a Mamoudou Gassama, un maliense residente en París que salvó un niño de 4 años colgado de un balcón en 2018.
Entidades y colectivos de migrantes han criticado que se pidan comportamientos heroicos a las personas migradas para acceder a derechos que deberían ser para todos: «Queremos señalar al Gobierno que manipular «la meritocracia» para regularizar personas migrantes elude la responsabilidad de Estado de igualarnos en el acceso a derechos, independientemente de lo funcionales que seamos para lavarse el racismo. ¡Somos 600.000!» han tuiteado desde la cuenta @RegularizacionY.