EDITORIAL.- Ayer hablábamos de aguerridos gladiadores dispuestos a iniciar una cruzada para ir por ahí ensartando gais y ateos con la cruz en una mano y la espada en la otra. Tristemente volvemos a recuperar el “Ladran, luego cabalgamos” y vaya si ladran, más bien aúllan, recorren la Tierra de punta a punta con las fauces ensangrentadas, nos estremecen sus pupilas refulgiendo en la noche. Porque van en serio, ya lo creo que van en serio.
Esta misma semana Matthew McLaughlin, un abogado de California, ha propuesto a las autoridades californianas «matar de un tiro en la cabeza» a todos los homosexuales del estado. Matthew considera que todos los gais practican la sodomía, lo que supone realizar actos contra-natura abominables a los ojos de Dios. Afortunadamente para que prospere su propuesta, el simpático abogado necesitaría conseguir 360.000 firmas, cosa poco probable ahora mismo en el Estado de California.
Pero sin ningún género de dudas, los que encabezan el ranking de la barbarie, el hit parade de la cosa homófoba, son los chicos de Estado Islámico que han pasado de las lapidaciones y los degüellos a tirar al personal desde lo alto de un edificio. Barato les sale, un trapo sucio para tapar los ojos y un trozo de cuerda para atar las manos a la espalda del aterrorizado muchacho, jaleado en su vuelo por el personal al grito de “¡Alá es grande!”.
Alguna televisión emitió la pasada semana una grabación de la ejecución de este chico en la que se podía ver, con bastante detalle, como sus verdugos lo precipitaban al vacío y como su cuerpo se estrellaba en medio de la enfervorizada muchedumbre. Habrá quien piense que una televisión online como Gayles.tv debería mostrar esas imágenes. Pues no, decididamente no, conscientemente no. Porque el arma principal que utilizan esos individuos, por llamarlos de alguna manera, es internet y los medios de comunicación. Tienen cuidadas puestas en escena, terroríficas ambientaciones, cortan cabezas a cámara en estudiado contrapicado, saben del morbo y lo explotan. Por eso cada vez que hacemos click, cada vez que compartimos, cada visionado, es munición para su armamento. Y encima les sale gratis, ellos ponen las víctimas y occidente les distribuye la película.
Somos un medio de comunicación audiovisual y nos vemos en la obligación de ilustrar este texto con imágenes, pero no distribuiremos ningún video que muestre tortura y mucho menos asesinatos. Intentaremos, eso sí, seguir señalando a los asesinos e incluso a quienes desde el principio han propiciado su aparición y les financian comprándoles petróleo a precio de saldo en el mercado negro, mientras se rasgan las vestiduras en los foros internacionales. En el texto encontraréis algunos enlaces para ampliar esta información.
Editorial Gayles.tv
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