Consecuencias de la denuncia falsa de Malasaña

Consecuencias de la denuncia falsa de Malasaña Consecuencias de la denuncia falsa de Malasaña

Una denuncia falsa sirve para crear un relato aún más falso

Era previsible. Cuando el joven agredido en Malasaña confesó que las lesiones denunciadas fueron consentidas abrió la brecha que Vox estaba buscando. Puso la pizca de realidad que la ultraderecha necesitaba para hacer palanca con sus discursos de odio. Ya no importa que el resto de agresiones fueran reales. Parece que la denuncia falsa borra el resto.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, informó este martes de que hasta el 31 de julio de 2021 se habían registrado en España un total de 748 delitos susceptibles de ser calificados como delitos de odio. Asimismo, recordó que durante los primeros seis meses de este año se registraron 610 delitos de ocio, cifra que representa un 9,3% más que en el año 2019, pues no es comparable con la de 2020 por el confinamiento y las restricciones para frenar los contagios de coronavirus.

Así que si fue consentido que le marcaran el culo con la palabra «maricón» (permitan un ápice de duda porque jamás sabremos qué fue lo que realmente ocurrió ni si sufrió alguna presión) pueden restar uno a los 748 delitos. 747, convengamos. La realidad sigue siendo tremebunda. El caso de Samuel había marcado un punto de inflexión social en la que el miedo al retroceso y el hartazgo por la violencia cotidiana movilizaron como nunca al colectivo LGTBIQ+ y a los aliados. Una denuncia falsa no cambia eso.

La carroña de la ultraderecha

Pero a los señoros de Vox poco les importa. El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha explicado este viernes que su partido no entiende que haya un colectivo LGTBI, sino que «hay españoles» de diferentes ideas y tendencias sexuales, a los que no preguntan «por asuntos privados» y «mucho menos con quién se acuestan«.

«Nos negamos a que se hable de un colectivo porque eso interesa a un lobby determinado que se quiere arrogar la representación de todos los homosexuales«, ha insistido sobre un debate que cree «viciado» y que avisa que «no va a ningún lado» porque «la mayor parte de los españoles se están dando cuenta de las trampas«.

Rocío Monasterio también aprovechó la ola de la confesión del joven de Malasaña para pedir la derogación de la ley contra la LGTBIfobia de la Comunidad de Madrid en su cuenta de Twitter.

Y así es como, poco a poco, van tejiendo su relato y ganando votos.

Consecuencias de la denuncia falsa de Malasaña

Fuentes: El PeriódicoEl MundoelDiario.es

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