NEWS.- Una vez más nos hemos encontrado con el titular de la expulsión de dos lesbianas de una cafetería por besarse. En cafeterías, en el metro, en la calle, donde sea que la gente se bese parece que no está bien visto que sean dos mujeres o dos hombres quienes compartan muestras de afecto.
En esta ocasión los hechos sucedieron en Barcelona, concretamente en el populoso barrio de Gracia, que si bien no es el Gaixample, se trata de un barrio de ambiente progresista, cultural y que cuenta con algunos locales de ambiente. Sobre las cuatro de la tarde del pasado día 25 una pareja de chicas, clientas habituales del local, fueron requeridas por el propietario a dejar de besarse alegando que otros clientes habían presentado quejas y que los ingresos se habían visto reducidos. En concreto les dijo que “se comportaran de una manera diferente, que no se abrazaran y no se besaran, que aquel local no era una casa ocupada ni un local de copas, que no eran las doce de la noche ni un lugar donde estas conductas estuviesen permitidas».
El Observatorio contra la Homofobia de Catalunya ya ha presentado denuncia ante el Departamento de Bienestar Social y ante el Ayuntamiento de Barcelona contra el propietario de la cafetería. Su portavoz, Eugeni Rodríguez, considera que el trato recibido por las dos mujeres fue discriminatorio y que vulnera la Ley contra la Homofobia, donde se tipifica como falta grave «el impedimento por razón de orientación sexual a una persona en un establecimiento público».
Quizá en este caso valga la pena leer los comentarios y reacciones de los lectores de la noticia en algunos medios. La mayoría de ellos abunda en el hecho de que, indistintamente de que se trate de parejas homosexuales o heteros, el exceso de muestras de afecto en público molesta, hay quien afirma que le produce asco y que el dueño no hizo sino acogerse al derecho de admisión en su local. El Observatorio contra la Homofobia llega a ser acusado de llevar adelante una auténtica “caza de brujas” en pro de lo políticamente correcto.
La cuestión sería esclarecer si la actitud de las dos chicas podía ser calificada de escandalosa o incívica, en cuyo caso el dueño del local estaría justificado en su actitud, siempre y cuando se aplique el mismo rasero sea cual sea el género de la pareja. En caso contrario estaremos haciendo un flaco favor a la causa que pretendemos defender.
Por todo ello, de lo leído me quedo con el comentario de un lector que con el nick de Nuñito de la calzada escribe: «¿con lengua?» Bromas aparte, está claro que el ejercicio de la libertad levanta ampollas y que la acción en cualquier ámbito, genera reacción.
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¿Y qué bar es? Es que quiero ir con mi novia a besarnos
En Travessera de Dalt esquina Verdi, aunque el caso ya está denunciado y en manos de Benestar Social de la Generalitat. 😉
Yo vivo en Barcelona y pasó por gracia de vez en cuando, me gustaría también saber que bar fue, para pasarme con mi futura mujer, nos casamos en julio y me iría a tomar un refresco por alli
Está en travessera de Dalt con Verdi, pero mejor os vais a tomar algo a la Sue, que si no van a hacer el negocio del siglo a costa de lo sucedido, jeje 😉
Gracias lo tendré en cuenta, tienes razón no se merece tanta difusión, en la sue te tratan mejor.
Me ha encantado el comentario de Nuñito 🙂
más allá de la broma, comparto las reacciones de no enrollarse en polémicas inútiles y por otro lado denunciarlo.
Los excesos de afecto en la mayoria de los bares no de copas, no estan bien visto, en el bar de enfrente de mi casa a una pareja hetero tb les llamaron la atención. Y en otro que hay cuando iba al instituto a las parejas nos mandaban a un altillo que tenia el bar … pa no molestar que nos decia el camarero … jjajajjjaj