Entre los escritores que aparecen en este nuevo índice de libros prohibidos, un grupo de autores radicados en España ha decidido organizarse y planea tomar medidas judiciales contra el auto que censura sus libros. Declaran que de ninguna manera sus escritos pueden ofender los sentimientos religiosos de nadie y que, muy al contrario, su lectura puede resultar «increíblemente útil» para muchas personas, tanto adolescentes LGTBIQ+, «que comienzan a descubrir y construir su identidad y necesitan un apoyo no siempre sencillo de encontrar, como lectores adultos que deben comprender el valor de igualdad, la diversidad sexual y de género y respetarlas tanto como merecen«.